«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Historiador de formación y periodista de profesión, todo un clásico del intrusismo que engrandece a este oficio. Primera autoridad nacional en perroflautología, es autor de ocho libros: tres biografías, cuatro ensayos sobre historia de España y una enciclopedia, perdón, enziklopedia que reúne todo el saber perrofláutico acumulado en la primera generación Logse. Tras un esfuerzo intelectual semejante sólo le han quedado ganas de conducir Negocios.com a buen puerto.
Historiador de formación y periodista de profesión, todo un clásico del intrusismo que engrandece a este oficio. Primera autoridad nacional en perroflautología, es autor de ocho libros: tres biografías, cuatro ensayos sobre historia de España y una enciclopedia, perdón, enziklopedia que reúne todo el saber perrofláutico acumulado en la primera generación Logse. Tras un esfuerzo intelectual semejante sólo le han quedado ganas de conducir Negocios.com a buen puerto.

La Gaceta sí existe

12 de agosto de 2013

Como vos ahora, ya lo hacen a diario miles de personas, lectores inteligentes, con criterio, gente de bien que no quiere que se la den con pan, pero tampoco con queso. Existe aquí, entre sus manos febriles y también en el interné, aunque por ahí, claro, la gente del otro siglo se deja caer poco. En el otro siglo se hacían Marhuendas, en este se hacen Gacetas. Existe con sus seis letras y su artículo determinado, su orgullo de diario honrado, sus periodistas valientes y su amor por la tinta y el píxel. Venerado Don Marhuenda, hágase cargo, donde quizá no exista es en su cabeza. O quizá sí, y de ahí el disgusto, el malcontento, la mala baba, la necedad azafranada y el sermoneo del triste. LA GACETA, nuestra Gaceta, su Gaceta venerado Don Marhuenda llegó hace mucho y está para quedarse. Desconfiamos de los agoreros, descontamos a los inquisidores de agravios y nos reímos de los corredores de la parca con su sonsaca a cuestas.La zozobra no nos turba venerado Don Marhuenda, como tampoco nos turba vos ni el lisonjeo perpetuo que hacéis a vuestro dueño para enmendar las faltas de su naturaleza, que es la vuestra. No nos haga de menos, no nos dé inmerecida sepultura, no nos mire mortales y feos que la ventura es corta y el tiempo largo. Venerado don Marhuenda, recordad el alma dormida que como te ves me vi, y veraste cual me veo.

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