Mercedes tiene finalmente la conversación que ambos han evitado, y que termina con el reconocimiento, por parte de Antonio, de que ha cometido una infidelidad. Será que el engaño está de moda; lo cierto es que la cadena esperaba que el público premiase el desencuentro con una asistencia masiva a la pantalla. Los redactores han aprovechado el cambio en la vida de los Alcántara para mostrar el cambio en la vida política de España: la victoria del PSOE en 1982. En un momento del episodio, cuando Alfonso Guerra está en la tele ofreciendo sus datos, Antonio dice: “El futuro es de las mujeres; de las mujeres y ahora de los socialistas”.
Tras el feliz acontecimiento político en la serie Cuéntame, TVE emite Ochentéame otra vez, dedicado a la noche del 28 de diciembre de 1982. El cambio fue el leitmotif del PSOE entonces, y lo fue de veras. Volvió a ganar democráticamente la izquierda en España y, a diferencia de la última vez, la cosa no acabó en guerra civil. Pero el programa no trataba de eso, sino de aquélla noche electoral.
El consenso entre los entrevistados es total. La vitoria del PSOE fue la consagración de la democracia. Es más, fue la consagración de la primavera. Lo dicen ellos. La UCD y Alianza Popular no eran más que un franquismo sin Franco. Lavilla, Suárez y Fraga son tres actores absurdos en la fiesta de la democracia, que es la del PSOE, y debería ser la del espectador. Como no hay épica sin héroe, redactores e invitados sacan el cincel, y esculpen el busto inmarcesible de un JFK sevillano, de un Wiston Churchill con el atractivo de Ronald Reagan; Felipe González sin canas apenas en las patillas. De fondo suela Glory Days, de Bruce Sprinsteen. Mientras lo veía me preguntaba cómo es posible que haya otros partidos políticos que tengan la vergüenza de existir, en habiendo PSOE. Los redactores del programa, también se lo preguntan.
Este programa muestra varias cosas. Una, que Zapatero hizo una reforma muy importante en Televisión Española. Sacó la ideología gruesa de los telediarios, y la distribuyó por el resto de la programación, un modelo que Rajoy ha hecho suyo. Dos, que TVE sigue siendo un órgano partidista al servicio del PSOE y de la izquierda. Y tres, que Antonio Alcántara tiene un gusto pésimo.