«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Gregorio Ordóñez siempre en la memoria

22 de enero de 2016

“Yo tengo muy clara la idea de que fue de los pocos que le plantó cara realmente al terrorismo, y que eso le hizo diferente y mejor. No sé cómo no podría no enorgullecerme de él. Me parece admirable lo que ha hecho (…) Él fue una persona que marcó la diferencia, y que demostró a los demás que se puede ser un buen político”, declaraba hace unos años  Javier Ordóñez, único hijo del político asesinado.Como cada 23 de enero recordamos el aniversario de la muerte de Gregorio Ordóñez, edil del PP y teniente alcalde de San Sebastián asesinado por ETA en 1995 mientras preparaba las elecciones municipales que se iban a celebrar en el mes de mayo. A lo largo de su trayectoria política defendió con claridad la idea de España y condenó sin complejos la negociación con terroristas, siendo hoy en día un referente por su valor y gallardía de miles de jóvenes con independencia de su ideología política.

Durante los siguientes 20 años nuestra sociedad ha padecido momentos especialmente dolorosos, como el asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, el atentando de la T-4, el asesinato  del ex Presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, y de las demás víctimas que se suman a las más de 800 causadas por ETA a lo largo de su historia. Sin embargo también ha habido momentos felices, como la liberación de José Antonio Ortega Lara y la desarticulación de comandos de la banda terrorista por la Guardia Civil.

La vida de cientos de miles de personas ha sido gravemente alterada por ETA. Por un lado, están aquellas familias obligadas a abandonar el País Vasco por las amenazas directas e indirectas de la banda y por el arrinconamiento institucional efectuado por los gobiernos secesionistas. El Foro Ermua calcula que 200.000 vascos han abandonado su tierra sólo desde 1985. Hoy en día, se calcula que otros 20.000 estarían dispuestos a exiliarse de continuar o empeorar su situación. Además, están aquellos que sin haber abandonado el País Vasco se ven obligados a vivir con escolta , entre los que se encuentran principalmente políticos, empresarios e intelectuales en un número variable entre 1000 y 1500.

Actualmente  una de las asignaturas pendientes de nuestro Estado de Derecho sigue siendo la lucha contra el terrorismo y el reconocimiento a las víctimas del terrorismo . No estamos en una democracia militante, es decir, se pueden defender principios contrarios a la Constitución. Pero nuestras actuaciones siempre tienen que respetar el ordenamiento jurídico y sólo podemos usar medios constitucionales para alcanzar nuestro fines. El Estado de Derecho tiene que garantizar el respeto a  un conjunto de derechos fundamentales y libertades políticas básicas en que se fundamenta nuestra convivencia. Si éste renuncia a la defensa de las libertades democráticas mediante el imperio de la ley, legitima y da vía libre a aquellos que hacen del uso de la fuerza un instrumento para conseguir sus objetivos.

En los últimos años se han vivido momentos muy delicados con la derogación de la Doctrina Parot por una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la celebración de actos de exaltación del terrorismo y a favor de los presos de ETA en el País Vasco. Las víctimas han vuelto a encontrarse en una situación muy complicada al ver como los criminales salían a la calle y en muchos casos, sin el más mínimo arrepentimiento.

No nos podemos permitir volver a  los años setenta y ochenta,  tiempos de marginación social para las víctimas, cuando los funerales por los asesinados por ETA se celebraban casi en la clandestinidad, con pocos asistentes y con todo tipo de impedimentos por parte de algunos sacerdotes. Unas víctimas que han muerto en defensa de España no pueden ser abandonadas por una Nación que se respete a sí misma.

 

Viviendo una crisis de valores como la actual, es más necesario que nunca recordar a aquellos que como Gregorio Ordóñez y tantos otros antepusieron la defensa de las libertades en el País Vasco a sus intereses propios, dándonos a todos una lección de civismo y amor a su tierra. Por eso es tan importante dar a conocer su testimonio y el motivo por el cual sacrificaron su vida. El camino a la paz no es un camino ni fácil ni corto, pero este nunca puede pasar por la claudicación ante el terrorismo y el olvido a las víctimas. Un país que no quiere a sus víctimas es un país que no se quiere a sí mismo. 

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