«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Rostro emblemático de Intereconomía Televisión, al frente de programas como El Gato al Agua o Dando Caña, ha dirigido informativos en TVE, RNE, Antena 3 TV y Onda Cero Radio. Fue corresponsal de RNE en Londres. Ha escrito para Diario de Barcelona, Interviú, La Vanguardia, ABC, ÉPOCA y La Gaceta y ha publicado el libro 'Prisionero en Cuba'. Ha recibido cuatro Antenas de Oro, el Micrófono de Oro, la Antena de Plata de Madrid, el Micrófono de Plata de Murcia, el Premio Zapping de Cataluña y el Premio Ciudad de Tarazona.
Rostro emblemático de Intereconomía Televisión, al frente de programas como El Gato al Agua o Dando Caña, ha dirigido informativos en TVE, RNE, Antena 3 TV y Onda Cero Radio. Fue corresponsal de RNE en Londres. Ha escrito para Diario de Barcelona, Interviú, La Vanguardia, ABC, ÉPOCA y La Gaceta y ha publicado el libro 'Prisionero en Cuba'. Ha recibido cuatro Antenas de Oro, el Micrófono de Oro, la Antena de Plata de Madrid, el Micrófono de Plata de Murcia, el Premio Zapping de Cataluña y el Premio Ciudad de Tarazona.

A la guerra de Gila con barretina

2 de julio de 2014

Los expertos que están elaborando planes para la Asamblea Nacional Catalana (ANC) acerca de cómo deben configurarse las Fuerzas de Defensa de una hipotética nación independiente ya se pueden ir acostumbrando a que les saquen coplas. El descarnado ingenio popular no tardará en hacer circular chistes acerca de las intenciones de los separatistas de dotar de Ejército propio a esta comunidad autónoma española.

Seguro que, al ver la noticia, a más de uno le ha venido a la memoria aquel viejo chiste que ironizaba acerca de las bravatas bilbaínas y que trataba, justamente, de una imaginaria voluntad de los vizcaínos de participar en un conflicto bélico internacional.

El chascarrillo se refería al alcalde de Bilbao que, queriendo hacer algo para llamar la atención del mundo, decide declararle la guerra a China, para lo que ordena a un funcionario que envíe un telegrama a Pekín manifestando tal intención.

Al recibir el comunicado, el presidente chino pide a sus generales que identifiquen la amenaza de ese remoto lugar llamado Bilbao y, una vez, localizado en el mapa al norte de España, contesta mediante otro telegrama pidiendo a los agresores que le informen acerca de su potencial militar.

Al poco, el mandatario chino recibe la respuesta bilbaína en los siguientes términos: “Contamos con 1.200 policías locales, 800 bomberos, 1.300 pistolas, diez escopetas de caza, 300 coches de policía, tres gabarras y dos lanchas neumáticas con motor fuera borda; además, la Defensa Civil la componemos: el alcalde, 10 funcionarios y los jubilados de los hogares del pensionista”.

Los chinos responden: “Contamos con 27 millones de soldados, 120.000 oficiales, 24 generales y 6 Almirantes, 200.000 cañones, 25.000 tanques, 36.000 aviones, 150 submarinos, 30 portaaviones y18 buques cisterna”.

Recibida la respuesta, el alcalde vizcaíno contesta: “Bilbao no acepta la guerra por no tener sitio para tantos prisioneros”.

El humor lo acepta todo, desde la astracanada a la más fina ironía, incluso de los temas más sensibles. Que se lo digan si no, a Gila, que fue capaz de bromear con asunto tan delicado como la guerra: “Hola, ¿es el enemigo?… Que se ponga. Quería saber a qué hora van a avanzar mañana. Sí… es que se nos ha atrancado un cañón. El sargento ha metido la cabeza dentro para pasar revista y no la puede sacar”.

No tardaremos en escuchar chanzas y chirigotas protagonizadas por el hipotético general Artur Mas quien, pertrechado con cartucheras cargadas de butifarras, casco en forma de barretina y la estrella de la estel.lada en los galones, comande a sus fuerzas del Somatén y los Mossos d’Esquadra, calzados con espardenyes y armados con trabucos, hacia la conquista de nuevos territorios.

Si no fuera porque el delirio nacionalista es cada vez más exagerado y los informes que publica la ANC, aunque parezcan chistes, parten de una doctrina más que alarmante, no podríamos contener la carcajada al leer semejante hoja de ruta. Si el admirado Eugenio levantara la cabeza, no tardaría en articular uno de sus celebrados acudits. Saben aquell que diu…?

 

 

 

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