Desde hace unos años, soy para el rĂ©gimen chavista venezolano un reo de delitos de odio. Eso, segĂșn la escala socialista, chavista y dictatorial existente, elaborada desde la mirada castrista autocrĂĄtica y completa y absolutamente desvinculada de cualquier tipo de normativa internacional que pueda amparar esa legislaciĂłn interna.
SegĂșn expediente adelantado en 2017 por la ComisiĂłn Nacional de Telecomunicaciones del gobierno chavista, y despuĂ©s de una minuciosa revisiĂłn de los contenidos de la emisora Radio Caracas, en la que aĂșn trabajo de forma remota, se me acusa de:
âIncitar o promover el odio y la intolerancia por razones polĂticas, que pudieran resultar en alteraciones del orden pĂșblico, (âŠ) se realizan llamados a tomar acciones contra un supuesto Gobierno dictatorial y represivo, se ha hecho apologĂa del delito con llamados a la ciudadanĂa a salir a la calle de forma violenta, (âŠ) mediante el uso del lenguaje discursivo planteando escenarios en forma de interrogantes dirigidos a desacreditar las acciones o polĂticas que el Estado venezolano impulsa en materia socio-econĂłmica y ademĂĄs se descalifica, se vilipendia y hasta se intenta desconocer a los representantes del Ejecutivo nacional (âŠ)â.
Si se revisa bien el expediente, incluso el pequeño resumen que entrecomillado cito anteriormente, es fĂĄcil notar que los elementos de juicio utilizados son de orden polĂtico y no consumados. Es decir, la acusaciĂłn es que un supuesto âdiscurso de odioâ (que no es tal) podrĂa haber causado tales y cuales consecuencias (que no causĂł). Es decir, me acusan de golpista sin golpe, de insurrecto sin insurrecciĂłn, de rebelde no ya sin causa, sino sin consecuencias y, de paso, se me condena el decir que las polĂticas econĂłmicas socialistas condenan a quien las aplique al fracaso.
Este libelo serĂa una simple anĂ©cdota, quizĂĄs un pie de pĂĄgina en el Diccionario de la censura comunista, de no ser por el detallazo que acompaña la acusaciĂłn: la promulgaciĂłn de la âLey constitucional contra el odio, por la convivencia pacĂfica y la toleranciaâ, que establece en su ArtĂculo 20:
âQuien pĂșblicamente o mediante cualquier medio apto para su difusiĂłn pĂșblica fomente, promueva o incite al odio, la discriminaciĂłn o la violencia contra una persona o conjunto de personas, en razĂłn de su pertenencia real o presunta a determinado grupo social, Ă©tnico, religioso, polĂtico, de orientaciĂłn sexual, de identidad de gĂ©nero, de expresiĂłn de gĂ©nero o cualquier otro motivo discriminatorio serĂĄ sancionado con prisiĂłn de diez a veinte años, sin perjuicio de la responsabilidad civil y disciplinaria por los daños causados.â (Subrayado del autor)
He ahĂ pues el castigo al cual se me expone con la acusaciĂłn. Primero, se me acusa de forma anodina de promover el odio por decir, entre otras cosas, que el socialismo acaba con las economĂas y condena a sus ciudadanos a la pobreza y al hambre, tal como lo demuestra la historia universal. Luego, por decir esa verdad, que puede ser falsa para un comunista o no del todo cierta para un socialdemĂłcrata, pero que es mi verdad, que decido expresar con el derecho a la libre expresiĂłn que me conceden las normativas internacionales en materia de derechos humanos y legislaciones accesorias en la materia.
De diez a veinte años, pero a mi me tocarĂan veinte. ÂżPor quĂ©? Porque la acusaciĂłn me señala de promover el odio contra âuna persona o conjunto de personas, en razĂłn de su pertenencia real o presunta a determinado grupo social, Ă©tnico, religioso, polĂtico, de orientaciĂłn sexual, de identidad de gĂ©nero, de expresiĂłn de gĂ©nero o cualquier otro motivo discriminatorioâ. AsĂ, el Articulo 21 de la Ley, impone un agravante curioso, inapelable:
âArtĂculo 21. SerĂĄ considerado como un agravante de todo hecho punible que sea ejecutado o incrementado por motivo de la pertenencia, real o presunta, de la vĂctima a determinado grupo racial, Ă©tnico, religioso o polĂtico, asĂ como por motivos de gĂ©nero, orientaciĂłn sexual, identidad de gĂ©nero, expresiĂłn de gĂ©nero o cualquier otro motivo discriminatorio. En estos casos la sanciĂłn aplicable serĂĄ el lĂmite mĂĄximo de la pena establecida para el hecho punible correspondienteâ (subrayado del autor).
Es decir, que la pena de diez a veinte años se debe llevar al lĂmite superior (veinte años) pues este agravante asĂ lo dispone para el âdelitoâ que se me imputĂł.
Debo indicar que la redactora de esta ley es la señora Delcy RodrĂguez, la misma que con prohibiciĂłn de entrada al territorio europeo, fue pomposamente recibida por el ministro socialista Ăbalos, hace unos meses en Madrid.
ÂżQuĂ© pasarĂa si esta ley fuese aplicada al rapero HĂĄsel o al periodista Pradera? ÂżO si se le aplicara a tanto âcomedianteâ de izquierdas, de esos que esconden su agenda polĂtica detrĂĄs de la presunta âirreverenciaâ obligatoria de su oficio?
ÂżCuĂĄntos manifiestos de artistas de izquierdas han emitido contra normativas como esta? ÂżCuĂĄntos llamados de la AmnistĂa Internacional?
Pero hay mĂĄs que decir.
El por qué de la acusación
La acusaciĂłn ocurre no porque el reo haya hecho algo. La acusaciĂłn ocurre, como en todo caso polĂtico, por ser el acusado quien es. Estamos hablando del programa mĂĄs escuchado de la emisora y del programa lĂder en su horario en toda la radio de Venezuela. Hablamos, ademĂĄs, de la para entonces Ășnica emisora independiente de la lĂnea del rĂ©gimen que en Venezuela trasmitĂa en señal abierta. Hoy no existe ninguna pues aunque RCR sigue trasmitiendo vĂa internet, el 30 de abril de 2019 fue ordenada su salida del espacio radioelĂ©ctrico venezolano, por entrevistar a Juan GuaidĂł frente a una base militar donde se registraba un alzamiento cĂvico militar a favor de su âgobierno interinoâ.
HabĂa que sacar al programa del aire y a su conductor prohibirle cualquier apariciĂłn en cualquier otro medio de comunicaciĂłn. Y si eso implicaba meterlo a la cĂĄrcel, pues allĂĄ iban. El final de la historia es que me escapĂ© de Venezuela y no ocurriĂł ni una cosa ni la otra. Pero el hecho es que se buscaron excusas para la acusaciĂłn y, entre ellas, estĂĄn las siguientes:
4 DE SEPTIEMBRE DE 2017, A LAS 4:48 PM, DICE DANIEL LARA FARĂAS MODERADOR DEL PROGRAMA:
âEn estos dĂas Maduro, por cierto, pero es que a Maduro un dĂa de estos le va a dar un ataque de inteligencia y no va a sobrevivir, el señor Maduro dijo que los esañoles habĂan matado mĂĄs de 800 millones de indios en AmĂ©rica, y yo me dije bueno y este animal que se ha leĂdo, animal porque eso esâŠno, perdĂłn. Pobrecitos los animalesâ.
7 DE AGOSTO DE 2017, 4:21 pm, DICE DANIEL LARA FARĂAS MODERADOR DEL PROGRAMA:
âJamĂĄs votĂ© por ChĂĄvez, (âŠ) los que tienen tanto tiempo escuchĂĄndome saben la cantidad de defectos que tengo, pero entre mis defectos no se encuentra el haber votado por ChĂĄvez y tampoco se encuentra el haberme ido a abrazar con asesinos y narcotraficantesâ.
A estas dos declaraciones, sume treinta y siete mĂĄs, donde se intercalan chistes, ironĂas y verdades fĂĄcticas comprobables. Todo eso, en el mismo saco para acusarme de âincitar al odio y promover la intolerancia y el desconocimiento a las autoridades legĂtimamente constituidasâ.
Un gobierno que se dice socialista, y lo es. Porque en esto degenera el socialismo: en su fase superior, el chavismo.
ÂżAguantarĂa HĂĄsel el rapero o Pradera, el oncĂłlogo pret-a-porter, ejercer su âderecho a la libre expresiĂłnâ contra un rĂ©gimen como el chavista, en Venezuela y con el mismo lenguaje que utilizan contra las instituciones y ciudadanos españoles?
Si las palabras que me censura el rĂ©gimen chavista fuesen dirigidas a âla derechaâ o âal imperialismo yankeeâ ÂżMe acusarĂan de incitaciĂłn al odio? Porque el difunto ChĂĄvez, en cadena nacional de radio y televisiĂłn y ante miles de sus partidarios, le dijo burro a George Bush. Y por si quedara una duda de traducciĂłn, lo repitiĂł en inglĂ©s: âYou are a donkey, Mr. Bushâ. ÂżIncita al odio un periodista cuando opina que el dictador de su paĂs es un burro que desconoce la historia, pero promueve el amor un presidente que en cadena nacional llama burro al presidente de otra naciĂłn?
Todo depende de quien estĂ© en el poder. Si gobierna la izquierda, toda crĂtica, es odio.
Consideraciones sobre el odio real
Yo odio al chavismo y tengo mis razones, completamente justificables y entendibles. DestruyĂł mi paĂs, acabĂł con la vida de millones de venezolanos, obligĂł a millones, incluyĂ©ndome, a marchar de un paĂs en el que creĂamos que tenĂamos el derecho a estudiar, trabajar, crecer y morir en paz, porque nacimos en Ă©l. Explicar las razones de mi odio, no me convierte ni en promotor del odio ni en promotor de la violencia, pues mal puedo yo convencer a un comunista bruto, tipo Alberto GarzĂłn o tipo HĂĄsel, de que el chavismo merece ser odiado, tanto como el nazismo.
Hace unos dĂas, en este mismo espacio, indiquĂ© mi opiniĂłn sobre Jorge y Delcy Rodriguez, actuales mano izquierda y mano derecha de NicolĂĄs Maduro. Dije que ambos dan muestras claras y asĂ incluso lo han declarado, de que su ascenso al poder es una venganza por el asesinato del padre de ambos, quien muriĂł torturado por fuerzas del estado cuando se investigaba el secuestro de un industrial estadounidense. Yo siento que en efecto esos hermanos esperaron cuarenta y cinco años para ejecutar esa venganza y siento que son personajes viles, siniestros que deben ser apartados, incluso por la fuerza, del poder. ÂżPor quĂ©? Porque siendo unos personajes movidos por el afĂĄn de venganza contra un paĂs al que le cobran la muerte de su padre, su detentaciĂłn del poder serĂĄ siempre nociva.
Eso no es promover al odio, ni al desconocimiento de las autoridades legĂtimamente electas (que por cierto, nadie en el chavismo es hoy legĂtimamente electo). Odio serĂa decir que me alegra la muerte del padre, o pedir que el carro del hijo le pongan una bomba o que a la hija le den un tiro en la nuca.
Eso es odio. Sin duda. Y cuando dices, teniendo influencia y poder de convocatoria como el rapero HasĂ©l: âQue alguien clave un piolet en la cabeza de JosĂ© Bonoâ o âNo me da pena tu tiro en la nuca, peperoâ o âQue li fotin una bomba, que revienten sus sesos y que sus cenizas las pongan en la puerta de la Paeriaâ mĂĄs que odio, mĂĄs que promociĂłn del odio, mĂĄs que alegorĂa al delito o incitaciĂłn al crimen, hay ya un delito consumado en si mismo. No es libertad de expresiĂłn lo que se debate aquĂ: es el mĂnimo decoro que en una sociedad debe existir a la hora de desarrollar no ya un debate polĂtico, sino la convivencia cotidiana.
Pero la izquierda torcida, la de siempre, la que se perfuma de socialdemócrata hasta que el mal sudor del poder le delata, antes de juzgar una expresión, revisa la afiliación. Muestre el carné, camarada. Pase usted con su odio y pida una caña, que se la merece, en nombre del proletariado oprimido.
¿Qué no tiene el carné? ¿Qué no es de izquierdas? ¿Qué no es un camarada? ¿Reniega de la lucha de clases, no ve al imperialismo como fase superior del capitalismo ni asume al obrero como el sublime hermano de la mano de quien haremos la Revolución, para hacer la Patria Buena donde muera el Capital?
Pues lo sentimos. Es un facho. Son veinte años de cårcel o exilio perpetuo. Escoja usted.
Mientras, al promotor de la muerte del adversario, como tiene carnĂ©, le harĂĄn un Remitido donde los âabajo firmantesâ le declararĂĄn hĂ©roe, desde sus trincheras de chalĂ© con señoras de servicio, pagas con el pastĂłn que queda despuĂ©s de tanta entrada vendida a tanto concierto subvencionado, que paga dos veces.
Odiadores ajenos a la izquierda: contad con la muerte aun siendo inocentes. Odiadores camaradas: contad con la vida aun siendo culpables. Puño en alto, pero con amor.