«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Historiador de formación y periodista de profesión, todo un clásico del intrusismo que engrandece a este oficio. Primera autoridad nacional en perroflautología, es autor de ocho libros: tres biografías, cuatro ensayos sobre historia de España y una enciclopedia, perdón, enziklopedia que reúne todo el saber perrofláutico acumulado en la primera generación Logse. Tras un esfuerzo intelectual semejante sólo le han quedado ganas de conducir Negocios.com a buen puerto.
Historiador de formación y periodista de profesión, todo un clásico del intrusismo que engrandece a este oficio. Primera autoridad nacional en perroflautología, es autor de ocho libros: tres biografías, cuatro ensayos sobre historia de España y una enciclopedia, perdón, enziklopedia que reúne todo el saber perrofláutico acumulado en la primera generación Logse. Tras un esfuerzo intelectual semejante sólo le han quedado ganas de conducir Negocios.com a buen puerto.

Ni hucha, ni pensiones

3 de octubre de 2013

El Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la llamada hucha de las pensiones tiene a día de hoy unos 60.000 millones de euros en la caja. Le parecerá mucho, muchísimo, un seis seguido de un montón de ceros, pero no es así, 60.000 millones son un aperitivito ligero para el Leviatán pensionístico y asistencial que nos atizó hace medio siglo ese socialista de derechas llamado Francisco Franco. Hagamos números. Si mañana decidieran vaciarla no podrían pagar ni la mitad de los gastos que la Seguridad Social ocasiona en un año, gastos que ascienden por encima de los 130.000 millones de euros o, por ponerlo en términos más comprensibles para el español de a pie, el equivalente al PIB de Hungría. Hágase cargo, todos los húngaros trabajando durante todo un año para mantener este tinglado ruinoso.

 

Así que, apúnteselo bien, lo de la hucha de las pensiones no es más que eso mismo, una hucha, un apartadillo donde, cuando las cosas iban bien, el Gobierno echaba algunas monedas, pura calderilla. El resto era todo politiquerío y propaganda. El concepto hucha es poderoso en el imaginario colectivo. Los pensionistas, previsores por naturaleza –y eso que a cierta edad poco queda por prevenir–, oyen al politicastro de turno decir engolando la voz que su jubilación está garantizada gracias a la hucha de las pensiones y se lo creen. Piensan en su inocencia que ese politicastro –al que probablemente han votado– se preocupa por ellos, que es un buen hombre que se dedica en cuerpo y alma a ir apartando como una hormiguita mes a mes, año a año, una cantidad ingente de dinero para que a él, feliz jubilado, no le falte de nada hasta el día en que estire la pata.


Todo es mentira, por descontado. Nadie se preocupa de su jubilación, y menos que nadie el político que esdrujulea mucho eso de la “hucha de las pensiones para el bienestar de nuestros mayores”. Es infalible. Cuánto más esdrújulo peor. Cuántas más veces repita lo de “hucha” y lo de “nuestros mayores” más estará mintiendo, más crudo se lo estará llevando y mejor tendrá él asegurada su propia jubilación. La cuestión es que, con tanto eufemismo y tanta confianza ciega en esta morralla, la sorpresa al enterarse el pueblo de que han echado mano de la hucha de las pensiones ha sido mayúscula.

 

 

En justicia no debería ser así. Pero, claro, para eso debería saberse en qué consiste la hucha de marras y hasta cuándo va a durar. Al paso de gasto que llevan estos es muy probable que para 2018 no quede ya ningún cerdito que romper. Se lo habrán pulido todo, lo cual no es decir mucho porque en el cerdito nunca hubo demasiado dinero. Entonces ya se inventarán algo, algo doloroso para los demás, se entiende. Yo apuesto por una salida ordenada del euro y luego impresora a toda pastilla con neopesetas inundando el mercado en una liquidez que pronto se convertiría en inflación. También cabría la posibilidad de que metan un hachazo en toda regla a las prestaciones. Al final va a ser eso… o no.

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