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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La independencia escocesa y el ‘cuento de la lechera’

18 de septiembre de 2014

El referéndum de soberanía que hoy tendrá lugar en Escocia, pone un punto y aparte en un proceso que comenzó hace décadas y que se ha caracterizado por un conflicto tanto político como económico de primera magnitud en un país como la Gran Bretaña, unido por una institución fundada en 1694: el Banco de Inglaterra.

Los resultados que conoceremos mañana con exactitud serán con toda probabilidad muy ajustados, tal como hemos podido observar en los resultados arrojados por las distintas encuestas publicadas en diarios como The Sunday Times, The Telegraph o The Sun. Hasta hace varias semanas, se daba por hecha la victoria del “No”. Sin embargo, la encuesta realizada por YouGov y publicada por The Sunday Times hace dos semanas, disparó todas las señales de alarma y puso en guardia a los inversores y banqueros centrales.

Sin duda, el triunfo del independentismo ha sido un riesgo minusvalorado durante meses y que ahora sí se está poniendo en precio, concretamente en la depreciación de la libra esterlina contra el euro y contra el dólar americano. En este sentido, los inversores son conscientes de los problemas monetarios que tendría una Escocia independiente con un sistema financiero que pesaría el 1.100% del PIB y el dilema que en este momento tiene el Banco de Inglaterra.

Según algunos miembros de la Vieja Dama de Threadneedle Street (así es como se ha conocido históricamente al Banco de Inglaterra), Escocia tendrá que crear una moneda propia puesto que no contarían con la libra esterlina. Sin embargo, los inversores y los ciudadanos de a pie descuentan que la libra se mantendrá y que poco tiempo después de la declaración de independencia (si ésta se produce) los ciudadanos británicos tendrán que acudir al rescate de la banca escocesa afectada por una corrida bancaria.

Dejando a un lado los riesgos existentes, fijemos nuestra atención en el mismo proceso de independencia y en los mensajes de los distintos líderes pro-independencia. Los ideólogos de los procesos separatistas suelen prometer prosperidad, riqueza y porvenir a los ciudadanos de la región si ésta se independiza, acusando al resto del país de expolio de su riqueza. Concretamente, este discurso se estructura en una especie de “cuento de la lechera”, siendo en esta ocasión el petróleo y el gas el “cántaro” que terminaba rompiéndose en la fábula del celebérrimo Calila e Dimna.

De acuerdo a las cifras publicadas por el gobierno escocés, la producción de petróleo se dispararía un 14% tras la independencia y hasta 2018 gracias a una mejor gestión de las licitaciones a las compañías extractoras y un marco regulatorio más estable. A pesar de ello, esta predicción choca con la evidencia empírica que disponemos ya que desde 2011, la producción de petróleo ha caído significativamente y, con ello, los ingresos por impuestos derivados de estas actividades. Ante esta evidencia, el gobierno escocés justifica que es una caída “transitoria” debido a que las compañías han estado más enfocadas en la inversión que en la producción.

La estimación de producción hecha por el gobierno escocés está claramente sesgada al alza a la luz tanto de los datos de producción pasada como de otras plantas petroleras situadas en el Mar del Norte. Al igual que en Noruega, el petróleo en esta zona del mundo se va agotando y deja paso a otros flujos de producción provenientes de Asia, África o el momento en que Estados Unidos abra las fronteras a la exportación de crudo.

Un indicador de esta realidad es la caída en picado de la producción en los pozos que pertenecen a aguas territoriales británicas. Desde 1999, según los datos recogidos por Bloomberg, la producción de petróleo ha caído un 74%. Sin duda, este dato hace que el “cántaro” vuelva a romperse como en la fábula y devuelve a Escocia a la realidad: el empobrecimiento con la creación de barreras comerciales y su reducido tamaño que impide la expansión de sus mercados.

Por la parte británica, la Oficina de Control del Presupuesto –órgano muy parecido a la Autoridad de Responsabilidad Fiscal de España– estima una caída de la producción anual de crudo del 5% hasta 2019. Esta estimación está cercana a la realizada por otras instituciones como la Agencia Internacional de la Energía, la cual sigue preocupada por la caída del peso del Mar del Norte en el juego internacional de oferta de petróleo. 

En suma, el proceso de independencia de Escocia se basa en unas promesas de futuro alejadas de la realidad y que juegan, además, con un elemento extraordinariamente volátil como es el mercado de las materias primas. Ahí puede verse la situación de las naciones petroleras como Venezuela, Ecuador, Nigeria o Arabia Saudí. 

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