«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El iPhone nos ha dejado sin alma

26 de febrero de 2016

Camiseros a domicilio, chóferes que te recogen trajeados y en Mercedes de lunas tintadas, manicuristas colombianas, keratinistas brasileñas, personal shopper de las que te hacen la compra en el mercado de Potosí a un golpe de click, personal assistant que te bajan la luna y las estrellas, masajistas que te esculpen el cuerpo, estilistas gourmet, secretarias personales que te consiguen la mejor mesa en Horcher, la última edición limitada de la colección crucero de Prada, coloristas capilares, paseadores de perros, gatos o canarios… los nuevos pobres nunca vivimos mejor, y todo, todo gracias al imperio de Steve Jobs, fácil, rápido y sobre todo low cost. Nunca fue tan fácil aparentar como lo es hoy. La tecnología, bendita tecnología, convierte a simples burgueses asilvestrados en cool trendsetter, expertos sibaritas, enólogos avezados o efortless estilosos. Las apps han revolucionado nuestra existencia. Escucho a mi abuelo entre aturdido, ojiplático y trastornado preguntar a mi primo jerezano y como más de provincias:

  • ¿Pero esta niña es querida de alguien o es que es muy millonaria?

Y claro, las personas normales, las de toda la vida no comprenden que tengamos chófer a 20 céntimos el minuto o que nuestro asistente personal nos lleve la ropa al tinte por tan sólo 2 euros.

  • Maravillas de la tecnología abuelo – le respondo

  • La niña, que es tonta- se oye a mi padre desde la cocina, friendo unas patatas para tortilla sin ningún estilista gourmet que le asesore sobre cómo caramelizar la cebolla para que luzca bien en la mesa.

Nos levantamos pensando en qué vamos a desayunar: un bowl de quinoa con tofu y kiwi, con batido detox de espinacas y remolacha y complejo vitamínico de Equinaccea. Seguro que cosechamos 100 likes en Instagram, ¿Qué digo 100, mejor 500, o quizás 1000?

  • ¡Pues vaya! Tan sólo le ha gustado a 334 desconocidos mi #breakfast #healthy #supermodel #mejormuertaquegorda

Y nos quedamos más hundidos que cuando a Rajoy le declararon persona non grata en Pontevedra. Fastidiados, pero fastidiados de verdad.  

Casi casi más fastidiados que cuando después de declarar nuestro amor efímero por whatsapp, el interfecto se conecta y no recibimos respuesta. (21.32 h.)

  • Última hora de conexión 21.33 h.

  • – En línea…

  • Última hora de conexión 21.45 h.

  • En línea

  • Última hora de conexión 00.34 h.

Cri cri, cri cri, cri cri…

Suena nuestro iphone6 plus después de horas de la dramática y desgarradora espera. Es entonces cuando Siri, el asistente del iphone, se convierte en nuestro confesor y le preguntamos si el susodicho nos quiere:

  • Perdona, Beatriz, no puedo contestarte a esa pregunta ¿Quieres que te reenvíe a una página de contactos?

  • No, gracias Siri, ya lo hizo mi editor, la semana pasada.

Y entonces caemos en la cuenta: caemos en la cuenta de que no hay nada que pueda compararse a las relaciones epistolares de los soldados en las trincheras de la IGM, cuando pacatas institutrices esperaban la correspondencia de su amado durante meses (¿última hora de conexión 00.34 h.?) ¡Hombre por favor!

Y nos percatamos de que estamos desayunando solos quinoa en lugar de huevos fritos con bacon en compañía de nuestros amigos, que compartimos en iHealth nuestras pulsaciones, solos, en lugar de pasear por el Retiro o por el parque de Maria Luisa con nuestra amiga del alma. Que volvemos del trabajo pensando en lo que hemos visto en Facebook, en lugar de estar celebrando todo lo que tenemos y comprendemos que nunca podremos ser Scott Fitgerald, ni entender al Gran Gatsby y su amor por Daisy Buchanan, atemporal, incorruptible, infinito…

Que no tendremos la paciencia de planificar una venganza como Sándor Marai en El último encuentro, muchísimo más fácil bloquear a alguien en todas nuestras redes sociales.

Ni tampoco seremos capaces de odiar y amar como en Cumbres Borrascosas. No tendría ningún sentido que Heathcliff recibiera el siguiente whatsapp:

  • Gordo, en serio, no me ha sentado bien la bronca de hoy. Se acabó.

Las nuevas tecnologías por no tener, no tienen ni la pasión de María Jiménez.  Nos han arrebatado las noches de bohemia, porque los bohemios de verdad no quieren ser compartidos en las redes sociales, nos han dejado sin alma. Ya no se escucha un te quiero, no se sopesa una mirada, no se espera esperanzado el mensaje que quizás nunca llegue.

Quizás, con suerte, el politono de tu móvil te anuncie un corazón palpitante.

.
Fondo newsletter