Hoy el pueblo iraní se enfrenta a una de las peores series de violaciones de los derechos humanos en tiempos contemporáneos. Las más de 1.200 ejecuciones en los últimos quince meses de presidencia de Rouhani, los ataques con ácido contra mujeres por llevar incorrectamente el velo” organizados por el Gobierno y el brutal ahorcamiento de la joven de veintiséis años Reyhaneh Jabbari, son sucesos terribles que han conmocionado al mundo.
También contemplamos una inquietante situación respecto al programa nuclear de Irán. El mes pasado el Comité Internacional In Search of Justice (ISJ), una ONG con sede en Bruselas que presido desde 2008, publicó un completo informe que muestra cómo todos los puntos importantes de discordia entre la AIEA e Irán emanan del carácter militar de los proyectos nucleares iraníes. Habíamos predicho que Irán no firmaría un acuerdo que le forzara a renunciar a la bomba nuclear y el 20 de noviembre se comprobó una vez más que teníamos razón.
En nuestra investigación llegamos a la contundente conclusión de que en los últimos doce años las evaluaciones de inteligencia, así como el análisis político y las predicciones hechas por la oposición iraní sobre la política nuclear del régimen han sido las más acertadas. Fue de hecho este movimiento, el CNRI, quien reveló el programa nuclear secreto de Irán en 2002. Es ya bastante claro que los ayatolás nunca renunciarán a su programa de armas nucleares a menos que se vean absolutamente forzados a hacerlo por presiones internacionales.
El año pasado, bajo el agobio de las sanciones, el Ayatolá Jamenei dio un paso atrás y aceptó el acuerdo de Ginebra. Sin embargo, los siguientes alivios en la presión y las débiles políticas de Occidente enviaron el mensaje a Irán de que todavía puede seguir ganando tiempo evitando un acuerdo final. Por tanto, las negociaciones futuras solo tendrán éxito si Europa y los Estados Unidos recurren a sanciones más severas y se deciden a apoyar al pueblo y a la oposición iraníes con el objetivo de hacer que Teherán ceda. Sólo en este escenario Jamenei se dará cuenta de que el riesgo de continuar con el proyecto nuclear es superior al riesgo de abandonarlo.
Otro asunto importante que hay que examinar es la agresión y la interferencia de Irán en la región y como ésta ha sumergido en una crisis al Medio Oriente. El dominio del régimen iraní y su Gobierno marioneta en Irak produjeron con su opresión y exterminio de un amplio sector de la población de Irak -en particular los suníes- el terreno fértil para la expansión de la organización terrorista EI.
Para vencer al EI necesitamos una alternativa cultural y religiosa que haga retroceder las interpretaciones violentas del Islam. Esto es exactamente lo que la oposición iraní representa como fuerza musulmana progresiva y democrática. La actual crisis ha aumentado significativamente el valor y la importancia de esta resistencia para llevar paz y estabilidad a la región y al mundo. Porque en un planeta con más de mil millones de musulmanes, una fuerza organizada y de base popular que ha surgido de uno de los países islámicos más importantes y que representa un Islam tolerante y democrático que promueve la igualdad entre hombres y mujeres es un activo de enorme importancia. Ofrece la dinámica adecuada para contrarrestar la ola de violencia y extremismo que castiga a muchos países islámicos.
Existe también una gran preocupación por la situación de los derechos humanos de más de 2.500 miembros de la oposición iraní en el Campo Liberty en Irak. Estos refugiados han sido debidamente reconocidos por ACNUR, pero brutalmente reprimidos por el Gobierno iraquí siguiendo instrucciones de Teherán. Hoy, a cientos de pacientes se les niegan cuidados médicos mientras su salud se deteriora. Algunos han estado esperando atención durante años.
Recientemente redactamos una carta conjunta dirigida al Primer Ministro iraquí que se encontraba de visita en Bruselas. En esta carta -firmada por más de 100 prominentes figuras políticas europeas- hicimos un llamamiento para reconocer el Campo Liberty como campo de refugiados bajo la supervisión de ACNUR, y urgimos a Irak terminar el inhumano bloqueo médico, así como a permitir a los residentes vender sus bienes muebles e inmuebles en los campos Ashraf y Liberty. Instamos al Gobierno iraquí a terminar con los oscuros días de Maliki y a respetar los derechos de estos refugiados iraníes.
Cuando visité Irak en 2008 tuve la oportunidad de conocer a muchos de estos activistas de la oposición, algunos de ellos posteriormente asesinados a sangre fría. Es su memoria la que debe fortalecer nuestro compromiso con la causa de un Irán libre y democrático.