«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

BiografĆ­a

Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

JoaquĆ­n Ferrer: irse, partir

27 de marzo de 2022

Hace aƱos una pelĆ­cula me ayudó a comprender la verdadera naturaleza del castrismo, se titula ā€˜Cinq Jour en Juin’ dirigida y musicalizada por el compositor, mĆŗsico y cineasta francĆ©s, Michel Legrand: la trama sucede en Francia, en 1944, algunos de los protagonistas regresan a su hogar abandonado durante la guerra y la Ocupación nazi, abren las ventanas y destapan los muebles de las telas blancas que los protegĆ­an del polvo; recuperan todo, o casi todo. No siempre fue asĆ­, lo sabemos, aunque algunos lo consiguieron. En Cuba nunca se ha podido recuperar nada durante mĆ”s de 63 aƱos de tiranĆ­a por los que siendo perseguidos polĆ­ticos debieron marcharse. Irse en Cuba, para los que se van de verdad, significa perder todo, el mĆ”s mĆ­nimo recuerdo. Irse es una forma de muerte lenta, a la espera siempre en este largo exilio…

El 25 de marzo falleció en ParĆ­s uno de los mĆ”s grandes pintores cubanos que ha tenido aquella isla, y que ha tenido tambiĆ©n Francia y el resto del mundo, puesto que su obra es conocida internacionalmente: JoaquĆ­n Ferrer (1929 – 2022). Acerca de la obra de Ferrer he escrito bastante, enamorada de ella y de su autor como ser entero, inteligente, libre, y pleno de amor, que fue, su presencia fue objeto constante de mi atención como amiga, y como escritora. Cuando alguien muere se dice que parte hacia ese otro lugar imaginario, al fin inexistente. El misterio de la vida que culmina con la muerte nos ilusiona conque a ese otro sitio Ferrer ha viajado al igual que nuestros padres y amigos, a descansar para la eternidad. Ferrer no tuvo que morir para alcanzar la eternidad, la alcanzó con su magnĆ­fica obra.Ā 

Joaquín Ferrer partió al muere y como tantos cubanos no pudo volver a su casa, ni quitar las sÔbanas blancas que en sus sueños cubrían aquellos muebles de su infancia

Es cierto que Ferrer enfermó y falleció anciano, aunque también es verdad, una verdad dolorosa, que como tantos debió irse de Cuba para jamÔs volver. Irse de su país con la esperanza de regresar, y partir para siempre sin poder realizar ese regreso, pensarlo me duele demasiado, hiere profundamente a los que quedamos vivos.

Hace algún tiempo Christiana, su esposa, madre de su hija Aia, me preguntó si al observar que Ferrer envejecía creía que ella debía dejarlo que viajara a Cuba. Lo pensé, y le respondí que no, que mÔs bien opinaba que no debía permitir que viajara a aquel infernal lugar que él no reconocería dado el estado que lo vería, en que la tiranía rebajó hasta destruir aquel maravilloso país. 

Me dije que el exceso de desanimo hubiera podido entristecerlo y conducirlo a una depresión que él no merecía, conociendo al ser sensible que era. Hoy me siento responsable, y hasta un poco culpable de haber dado aquel consejo. Joaquín Ferrer partió al muere y como tantos cubanos no pudo volver a su casa familiar en su país natal, ni quitar las sÔbanas blancas que probablemente en sus sueños cubrían aquellos muebles de su infancia, como sucede en el filme de Legrand -sÔbanas y muebles que ya no existirían mÔs. 

No existían porque las casas de los que se han ido durante décadas expulsados por el castrismo y de los que todavía se van hoy de manera definitiva, nunca las devuelven a sus propietarios, las roban los castristas como los delincuentes que son, y enseguida se las entregan a los militares de turno cuando estas casas se hallan en buen estado. Así sucedió con el apartamento de mi madre y el mío. Aunque yo conservo el título de propiedad.

Aquel Ɣrbol que me recuerda pinceladas de Ferrer llevarƔ su nombre. De ahƭ no tendrƔ que irse nunca, partir no serƔ tampoco ya un problema a remediar

La pintura de Ferrer fundida en una abstracción musical, en una melodĆ­a ā€œde las esferasā€, que dirĆ­a Fray Luis de León en su ā€˜Oda a Francisco de Salinas’, se asemejaba en ocasiones a una bocanada de humo de tabaco que subĆ­a y levitaba dentro del cuadro convocada por el pincel bajo trazos, rayas y transparencias, en una disolvencia lezamiana, haciendo honor al poeta y ensayista cubano JosĆ© Lezama Lima.

No dejo de pensar en JoaquĆ­n Ferrer, en su adiós la Ćŗltima vez que vino a visitarme en compaƱƭa de Christiana, en aquel almuerzo familiar en la casa de otra gran pintora, quien fue su primera esposa y que siguió siendo su amiga y de Christiana: Gina Pellón; en lo bien que bailaba Ferrer el son y el danzón, lo pude comprobar yo misma bailando con Ć©l en las fiestas en la casa de nuestra amiga Tania Assaf Galindo. No dejo de pensar en su obra, siempre yĆ©ndose hacia algĆŗn sitio, elevĆ”ndose dentro del cuadro, como una Fuga de Bach, o un regodeo intenso de Pachelbel… Al amanecer he contemplado el jardĆ­n soleado a travĆ©s de la ventana en esta primavera, han florecido los Ć”rboles, los rebotes de retoƱos lucen preciosos vistos desde aquĆ­. Aquel Ć”rbol que me recuerda pinceladas de Ferrer llevarĆ” su nombre. De ahĆ­ no tendrĆ” que irse nunca, partir no serĆ” tampoco ya un problema a remediar.

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