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Ilicitana. Columnista en La gaceta de la Iberosfera y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.
Ilicitana. Columnista en La gaceta de la Iberosfera y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.

La Escopeta Nacional

30 de mayo de 2023

El sábado pasado decidí honrar la jornada de reflexión viendo La Escopeta Nacional, película de Luis García Berlanga estrenada en 1978. La cinta, lo sabrán ustedes, sitúa la trama en los estertores de franquismo y en «Los Tejadillos», la finca de los marqueses de Leguineche. Asimismo, aparece estelarmente «El Rincón», enclave que, a día de hoy, se presenta aún más berlanguiano si cabe.

Jaume Canivell, interpretado por José Sazatornil, es un empresario catalán que paga una cacería de perdices para codearse con la alta burguesía y la aristocracia de la época a fin de poder colocar sus porteros automáticos en el mercado nacional. El esperpento es divertidísimo y magistral, precisamente porque somos reconocibles en un puñado de pícaros y amorales, en los usos y costumbres de ayer y siempre. La historia tiene su secuestro, sus mordidas, su poquito de extorsión, su «si tú me apoyas nos forramos todos», su sicalipsis y sus viciosas. Fuera llovía y yo me sentía en casa. Españita.

Los resultados electorales que dejan las Municipales y Autonómicas del 28 de mayo no suponen, a mi entender, un castigo al saqueo, a los conseguidores, a la apropiación indebida o a las cenas pandémicas de coca y fulana con cargo al peculio ajeno. Somos contribuyentes de sumisión acreditada y los casos, de unos y otros, se suceden sin dar tiempo a su digestión. Algunas blasfemias, algún tuit indignado, un par de columnas en prensa que se consumen y caducan en el día, y ¡que pase el siguiente!

Leo opiniones airadas sobre la sucesión de presuntos delitos que ha cometido el Partido Socialista en campaña electoral. La mitificación de la Transición la asimila a una suerte de rito bautismal, que limpia y redime de todo pecado anterior e infunde gracia. De ahí el triste mohín ante las noticias de la compra de votos, las detenciones ilegales o las listas con peligrosos pandilleros. ¡Ultraje a la democracia (liberal)!

Ni siquiera el gravísimo pacto con Bildu, con descorazonadores resultados, o los indultos catalanes han hecho mella en la anestesiada moral del pueblo.

El asunto es que a los recientes comicios ha concurrido la Agenda 2030 con su marca clásica; la Agenda 2030 marca emboscada; la Agenda 2030 marca radical; la Agenda 2030 cool millenial y la Agenda España. El resultado lo conocen. La trendy, la bronceada de sociedad abierta y lgtbi- friendly ha quedado amortizada. A la basura arcoíris y listo, escucharemos un poco de tecno como exequias. Gracias por los servicios prestados. Los radicales han quedado hechos unos zorros, nada que no suceda periódicamente y, llegado el momento, se reinventarán en un nuevo asentamiento. La marca tradicional, de rosa roja y fondo europeo, ha sufrido un varapalo, pero, con ayuda de la marca camuflada se recuperará del desgaste. Un clásico de nuestra democracia.  

No es descabellado pensar que es el globalismo totalitario lo que ha sido rechazado. El argumento se refuerza aún más cuando advertimos que el Partido Popular juega al despiste, poniendo a decir verdades a Margallo, entre risas y senilidad, o enviando a González Pons con su Vicks Vaporub al tinglado del Bidelberg mientras Ayuso —mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid— miente más que chasquea los dedos. Muchos la ven como futura presidente del Gobierno. Por si las moscas, yo iría siempre con dinero al supermercado, doña Isabel. 

Se habla de un cambio de ciclo que no cambia nada, que es una mera alternancia de siglas y de colores. Los populares limpian, fijan y dan esplendor a la herencia recibida y son algo más melindrosos con el Estado de Derecho. Sin embargo, tan solo nos mantienen en los juegos florales mientras practican la reanimación cardiopulmonar a los socialistas.

El PP no va a pecho descubierto porque sabe que el español tiene tragaderas pero no para según qué insectos. No para que le quiten la casa para que sea feliz, para que le digan qué coche tiene que conducir y por dónde, para que den matarile al abuelo o trasteen con niños, hormonas y bisturíes. Y, si no, imaginen otra pandemia con Feijóo al mando. No tenemos campo para correr.

Así pues, habiendo resultado satisfactorio el ensayo general y moderadamente preocupados por los buenos resultados de Vox, nos llevan a elecciones generales.

La Escopeta Nacional acaba con una crisis de gobierno. El cura se acerca a despedir y desear suerte a un futurible ministro y, tras insistirle en que se acuerde la sobrina de la que le habló, le recomienda: « …Y mano dura, que hay mucho masonazo».

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