Un año electoral. Y a doble vuelta. Qué espectáculo. Los vendedores de crecepelo agitan sus manos, vociferan. Sacan a los enanos, a las mujeres barbudas. Cantan las milagrosas propiedades de sus ungüentos. Los ciudadanos apenas se enteran de lo que dicen, bastante tienen con lo suyo, así que los timadores gritan más, llaman la atención con extravagancias. ¿Por qué limitarse a un cheque de doscientos, de cuatrocientos euros, cuando puedes prometerles veinte mil? Di que sí, Yolanda. Lo quiere llamar herencia universal. No quieren que heredes de tus padres pero sí del Estado.
La reina del paro cree que hay que limitar la compra de vivienda «si no es para vivir». Y añade que su partido adopta una visión «plurinacional» de España. Menuda novedad. Es la forma elegante de decir que seguirá habiendo ciudadanos de primera y de segunda. Como siempre ha defendido la izquierda.
El clima ocupa un lugar preferente en el discurso de los vendedores. Mónica García se hace un vídeo con una cámara termográfica para demostrar…que tiene una cámara termográfica, supongo. A Moni le debemos que el verano pasado, en pleno desabastecimiento de hielo, ¡quién nos lo iba a decir!, nos enseñara cómo hacerlo en casa: «Buenos días. Para hacer hielo pongan agua en una cubitera y métanla en el congelador», tuiteaba. Genial, Moni. Qué haríamos sin ti. Ojalá nos hubieras contado que si te apuntas a la tarifa energética de los pobres, como hicisteis en casa, el hielo sale más barato. Habría sido útil. Para ahorrar. Y para comprobar tu pelaje.
Moni denunció esta semana que hay mujeres que se apuntan a aplicaciones de citas y se sienten presionadas para consumar. Vaya por Dios. ¡Habráse visto! Propone una ley contra la violencia digital y una App pública que combata el ciber acoso. Lo de las App públicas les gusta mucho. Errejón llegó a proponer un Amazon público. Joder, Iñigo, ya existe. Se llama Correos. Lo dirige un amigo del presi. Y pierde pasta por un tubo.
El PSOE sube la apuesta. Esta semana ya promete 240.000 pisos. En Valencia nos quejamos de vicio. Se ha publicado el número de viviendas públicas que los socialistas han construido junto a Compromís: catorce. En ocho años. CATORCE. Tardarían ciento treinta y siete mil años en construir esas doscientos cuarenta mil. Por eso no extraña que trasladen el problema a los propietarios. Serán ellos quienes cedan las suyas. ¡Exprópiese! Joan Baldoví lo defendía en la palestra haciendo gala una vez más de su exquisita sabiduría: José y María fueron los primeros okupas y Belén está en Egipto, vino a decir. La afirmación del político nacionalista esconde otro de los dramas que vivimos: Joan es diplomado en Magisterio.
En el minuto de oro de aquel debate del que nadie queda salvo Sánchez, Pablo Iglesias acababa pidiendo una oportunidad. «Y si no logramos cambiar nada, no nos voten nunca más». Su discípula Ione Belarra declaraba hace unos días en televisión que tiene unas bragas que le dan suerte. «Fue ponerme las bragas moradas y aprobarse la ley de vivienda». Han cambiado muchas cosas, si. Vaya si han cambiado.
