HabrĆ” muchos a quienes no les guste lo que voy a decir: La Ćŗnica opción sensata de intentar poner algo de orden en el actual mapa mundial tan desencajado, es el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2024.Ā
Quienes vieron en su polĆtica de āAmerica Firstā un peligro nacionalista y el final del orden internacional salido de la Segunda Guerra Mundial, se habrĆ”n dado cuenta de que la alternativa de Joe Biden (āAmerica is backā) nos ha llevado a un mundo mucho mĆ”s inseguro (de Ucrania a TaiwĆ”n, pasando por IrĆ”n y AfganistĆ”n); un mundo mĆ”s pobre (con cortes de energĆa por primera vez para el mundo Occidental y unas lĆneas logĆsticas de comercio colapsadas); y un mundo sin liderazgo (a Biden no le hacen caso ni los europeos, ni sus vecinos del sur de las AmĆ©ricas, ni los aliados del Golfo, por no hablar de Putin o China).
A comienzos de esta semana, caminando por el paseo marĆtimo de San Diego, una ciudad dominada por los demócratas en un estado tiranizado por los demócratas, como es California, encontrĆ© una de esas tiendas que sólo existen en los Estados Unidos: una ātienda patrióticaā. Tengo que reconocer que, una vez dentro, y ante la apariencia hippyesca del vendedor, me asaltaron las dudas, pero con un āĀæle gusta a usted Trump?ā me las disipó de golpe. No sólo me enseñó toda la mercancĆa que almacenaba sobre Donald Trump (y hasta me convenció de que me llevara una gorra firmada por el propio Trump en la que el lema bordado en los colores de la bandera norteamericana dice Trump 2024, Save America), sino que me dio una charla sobre por quĆ© Donald Trump deberĆa anunciar cuanto antes y, en todo caso, antes de las elecciones de noviembre, su candidatura.
El vendedor me dijo algo que se me ha quedado grabado en la memoria. āEl establishment sigue sin darse cuenta de que la gente, el americano medio, les odia; los ciudadanos estĆ”n cansados de un sistema polĆtico esencialmente corrupto que se ha olvidado del individuo y del ciudadano de bien; Trump serĆa un valor aƱadido para los republicanos este noviembre porque se diga lo que se diga sobre su persona, todos saben que es el Ćŗnico que puede plantar cara a un sistema que estĆ” devorando la AmĆ©rica de siempreā. Puede que con la traducción haya cambiado alguna palabra, pero el sentido, no.
De Santis es el mejor candidato a presidente siempre y cuando Trump decida no presentarse
Y el vendedor tenĆa razón. Un estudio de la Universidad de Chicago sobre actitudes polĆticas hecho pĆŗblico esta misma semana muestra cómo mĆ”s de un 60 por ciento de los encuestados estĆ”n firmemente convencidos de que viven bajo un sistema corrupto y perverso (y cerca de un 30 por ciento de los mismos creen que en algĆŗn momento deberĆ”n tomar las armas en defensa de los valores constitucionales). Y de los encuestados, dos tercios de los republicanos son de esta opinión, asĆ como un 51 por ciento de los demócratas. Yo no veo a los actuales lĆderes del Partido Republicano, como Mitch MConnell, haciendo campaƱa en noviembre denunciando las causas de este malestar. Pero sĆ puedo ver a Trump haciĆ©ndolo perfectamente. Y estoy seguro de que, en contra de los medios de comunicación, todos los demócratas y los republicanos sólo de boquilla, la polarización y la movilización de la izquierda contra Trump ha tocado ya su techo. Es mĆ”s, la movilización de la derecha republicana y nacionalista sólo puede subir con Ć©l.
ĀæQuiere esto decir que no hay otros candidatos valiosos en las filas republicanas? Ni mucho menos. Yo, que viajo con frecuencia a Florida y he sido testigo de la evolución de su gobernador, dirĆa que De Santis es el mejor candidato a presidente siempre y cuando Trump decida no presentarse. Sinceramente no los veo compitiendo en unas primarias en las que otros, como Mike Pence, sĆ plantarƧa cara a su antiguo jefe. Para, en mi mĆ”s humilde opinión, ser barridos por el huracĆ”n Trump.
Sólo Trump podrĆa continuar su lucha contra el absurdo de estos valores identitarios, transgĆ©nero, feminazis y de disolución de la gran nación americana
A pesar de su expulsión de la casa Blanca en 2020, se ha podido comprobar que el trumpismo estĆ” muy lejos de estar muerto. Los conservadores estĆ”n muy vivos en instituciones tan relevantes como el Tribunal Supremo y en la calle los seguidores del fenómeno Trump continĆŗan agitando sus banderas y mostrĆ”ndose orgullosos de ser parte de MAGA (Make Ameria Great Again). Sin complejos. En un mundo donde los conservadores han desistido de dar la batalla cultural y asumen como inevitable todo el mundo woke y sus implicaciones, sólo Trump podrĆa continuar su lucha contra el absurdo de estos valores identitarios, transgĆ©nero, feminazis y de disolución de la gran nación americana. Y con su nacionalismo, sólo Ć©l podrĆa inyectar algo de sentido comĆŗn en un Occidente que ha decidido suicidarse, al rechazar la defensa de sus fronteras, al arrepentirse de su gloriosa Historia y al renunciar a los valores que han sido sus seƱas de identidad durante siglos.
Por Ćŗltimo, a quienes creen que un De Santis puede generar menos rechazo entre los independientes y demócratas moderados, conviene recordarles que la movilización y violencia viene del ala radical y de la izquierda. Y que, para esos antisistemas, da igual cualquiera que sea el nombre del candidato, siempre que sea conservador. No estĆ”n dispuestos a aceptar a nadie mĆ”s que sus propios lideres. La polarización estĆ” servida. La cuestión es quiĆ©n moviliza a mĆ”s de los suyos. Y para mĆ, Trump gana de calle entre los republicanos.Ā