«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.

La partición de los territorios en disputa

10 de abril de 2022

Son objeto de disputa por su carácter fronterizo entre dos formas de civilización. Ahora, en el caso eminente de Ucrania, la invasión rusa no ha sido, como se esperaba, resultado de una guerra relámpago. Incluso, aunque los rusos acabaran por instalarse en las ruinas de las ciudades ucranianas, no es fácil imaginar un dominio auténtico de la población ocupada. ¿Quién iba a pagar la onerosa reconstrucción del país?

Se vislumbra la aparente salida de la frustrada invasión rusa: la partición de Ucrania: un Estado oriental, vasallo de Rusia, y otro occidental, enlazado con la Unión Europea. Es una solución que recuerda la artificiosidad del famoso juicio salomónico. En el mundo, se dan otros casos con un parecido acuerdo in extremis de dividirlos en dos mitades. Recordemos el de Israel-Jordania, las dos Coreas, el muro de Berlín después de la II Guerra Mundial e, incluso, la construcción de Pakistán a ambos lados de la India. En todos los ejemplos, la división resultó muy inestable, por imprescindible que pareciera.

La Rusia invasora de Ucrania respira por la herida de los países de Europa del Este, que acabaron por liberarse del yugo soviético. El cual había sido el resultado, un tanto forzado o artificial, de la conferencia de Yalta. Stalin se convirtió en un aliado forzoso de las democracias occidentales en la II Guerra Mundial contra las pretensiones expansionistas de la Alemania nazi. El dictador soviético exigió el pago del dominio soviético de Europa del Este. El experimento duró una generación y se disolvió con la crisis de la fórmula soviética. 

Rusia no tendrá más remedio que concentrarse en el territorio europeo e, incluso, ensayar su incorporación a la Unión Europea. Bien es verdad que cuán largo me lo fiais

Cierto es que Putin alega sus razones históricas para apoderarse de Ucrania. Son muchos los lazos culturales y religiosos entre los dos países. Solo, que la invasión de un país europeo por otro resulta, hoy, extravagante. No sirve el argumento de que un ruso tan eminente como Chaikovski fuera ucraniano.

Aunque, iluminado por una cierta razón histórica, a Putin no le queda más remedio que retroceder hacia su frontera natural. Intentará la salida de la partición de Ucrania, con la zona occidental, de habla rusa, para formar con ella un Estado vasallo de Moscú.

La vida internacional da muchas vueltas, mientras el mundo sigue girando. Cabe la posibilidad de que Siberia se desgaje de la nación rusa. Se verá favorecida por la tendencia al secular calentamiento del hemisferio Norte. Su pretensión de independencia contará con el apoyo de Manchuria y de China. Por suponer que no quede.

Lo cierto es que, sea cual fuere el resultado de la invasión de Ucrania, se hace manifiesto el fracaso de las Naciones Unidas y de la OTAN. Son dos grandes instituciones, ahora, en un punto de decadencia. En su día, se formaron por el interés de los Estados Unidos de América. Hoy, adviene, simbólicamente, el auge de los países asiáticos. En ese caso, Rusia no tendrá más remedio que concentrarse en el territorio europeo e, incluso, ensayar su incorporación a la Unión Europea. Bien es verdad que cuán largo me lo fiais. Antes, se tendría que producir algo así como una especie de revolución democrática en Rusia. Estas pueden ser, solo, divagaciones de una mente ociosa.

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