«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Ilicitana. Columnista en La gaceta de la Iberosfera y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.

BiografĆ­a

Ilicitana. Columnista en La gaceta de la Iberosfera y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.

La trampa de la moderación

15 de noviembre de 2022

Una creía haber visto (casi) todo en ese escaparate de nuestros defectos disfrazados de virtud que es Twitter. Estaba equivocada. Quedaba toparme con el clÔsico perfil moderado haciéndose eco de un artículo escrito por un periodista y crítico de cine donde se reclamaba la necesidad de una izquierda liberal frente al «rojipardismo», el tradicionalismo y los «neorrancios». Lo primero que me vino a la cabeza fue aquella canción satírica, y su vídeo: «Centro centrado». Supongo que lo recordarÔn porque el tema se hizo viral hace cosa de año y medio. Puro retrato hiperrealista antes que caricatura. Tanto quiere tenderse el puente sobre la otra orilla que acaba en piedra sobre el río.

No es nuevo que las redes sociales inciten a comprar, irreflexivamente, mucha mercancía ideológica sin desparasitar. El maximalismo y la inmediatez del formato dejan poco espacio al anÔlisis de las cosas. Sin embargo, cuando a uno se le supone medianamente formado, es extraño que no ponga ningún pero a la cosmovisión liberal-libertaria del típico «posmo» pata negra. Sospecho que este tipo de guiños no abonan la tesis de aquellos que pretenden ver en el liberalismo de nuestro tiempo algo perfectamente separado de eso que ha dado en llamarse «marxismo cultural». AdemÔs, hay un problema añadido: tampoco ayudan a mantener limpio el ídolo del centrismo y la moderación que tratan de colocarnos continuamente.

Cuando a uno se le supone medianamente formado, es extraño que no ponga ningún pero a la cosmovisión liberal-libertaria del típico «posmo» pata negra

Si entramos en el terreno de la esquizofrenia ideológica, el artĆ­culo deĀ marrasĀ critica, entre otros, a los nostĆ”lgicos de la URSS. La misma Rusia soviĆ©tica a la que tambiĆ©n rinde homenaje porque, unida a las democracias liberales, combatió el nazismo y el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial. Como es obvio, el autor hace mutis por el foro respecto al pacto germano-soviĆ©tico y a esa resistencia comunista que no se puso las pilas hasta 1941. Tampoco hace referencia al hecho de que las relaciones internacionales, a pesar de las milongas que nos cuenten, jamĆ”s persiguen ideales mĆ”s elevados que el de la propia supervivencia o la supremacĆ­a estratĆ©gica de los Estados que las promueven.Ā Pero pelillos a la mar. Los detalles son fastidiosos y no ayudan a construir el relato hollywoodiense de los que sólo pretenden heredar la Unión SoviĆ©tica a beneficio de inventario. Todo con el objeto de unir ese Ā«activoĀ» a las luchas de nuestro tiempo. Esta izquierdaĀ cool,Ā laĀ que hermana MalasaƱa con MalibĆŗ; la de Sean Penn prestando estatuillas de los Ɠscar a VolodĆ­mir Zelenski (Ā«hasta que gane la guerraĀ»), es la que hace salivar a los brasas de la anti nostalgia y el eterno progreso.

Mientras, lo que le queda a esa otra izquierda que parece seguir existiendo y no mola tanto, la que ha dado en llamarse «definida», hermanastra pobre de la anterior y con sujeto revolucionario poco lustroso, es comerse el marrón. Tiene que aguantar sola todo el pasivo de la sucesión rusa entre 1917 y la caída del muro. Tremenda trabajera, oiga.

Aunque mĆ”s allĆ” de lo cosmĆ©tico (…) en lo fundamental parece difĆ­cil distinguir al snowflakeĀ de algunos liberales y moderados

Para hacer sus lĆ­neas menos indigestas a ojos de ciertos tertulianos y consejos editoriales, el cinĆ©filo asturiano, muy cuco, utiliza el recurso de laĀ reductioĀ adĀ putinumĀ yĀ una pizca de concentrado deĀ OTAN contra el iliberalismo. Ɖxito asegurado. Luego sólo basta con equiparar HungrĆ­a y Polonia conĀ el nuevoĀ ReichĀ de los mil aƱos y ya estarĆ­a disfrazado elĀ wokismoĀ nuestro de cada dĆ­a con los ropajes de la Ā«izquierda liberalĀ». La operación consiste enĀ colocarnos al mismoĀ socialĀ justiceĀ warriorĀ de siempre,Ā peroĀ en modoĀ nouvelleĀ vague:Ā con cuello vuelto y gafas de pastaĀ en vez de sudadera negra,Ā piercingsĀ y pelo morado.

Aunque mÔs allÔ de lo cosmético, quizÔ por ser hijos de la misma madre y herederos de los mismos valores, en lo fundamental parece difícil distinguir al snowflake de algunos liberales y moderados. Sobre todo cuando estos últimos caen en la trampa y tragan alegremente con el paquete propagandístico que llevamos décadas padeciendo en relación con ciertos acontecimientos históricos.

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