«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Co-Editor en Jefe del medio estadounidense El American. Periodista y columnista venezolano, con estudios de Historia de Venezuela. Es autor del libro 'Días de sumisión'.
Co-Editor en Jefe del medio estadounidense El American. Periodista y columnista venezolano, con estudios de Historia de Venezuela. Es autor del libro 'Días de sumisión'.

La urgente alianza entre liberales y conservadores

28 de octubre de 2020

Nos pasaremos toda la vida lloriqueando y escribiendo articulitos en uno u otro think tank gringo de nombre bonito si no dejamos a un lado las necedades teóricas —más apropiadas a un salón de clase lleno de veinteañeros que a hombres y mujeres que quieren hacer política en el mundo real—. Que si Hayek, que si Rothbard, que si Ayn Rand, que si Chesterton o que si Scruton. 

Y me parece fundamental la discusión teórica. Y me parecen fundamentales los debates. Al menos los tenemos —no como los de la izquierda, quienes, amén del «bien común», crucifican el disenso—. Pero el debate, las diferencias y posturas, a veces antagónicas, no deben ser razón para no juntar esfuerzos. Al menos no mientras el adversario siga avanzando —como hoy ocurre en casi todo el globo—.

Un libertario auténtico, no se anda con las niñadas del Libertarian Party y sabe acompañar la propuesta conservadora de Trump cuando corresponde

Vamos, Churchill se fue con los liberales cuando pensó que le convenía y regresó a los brazos de los tories en el momento adecuado. Y bueno, perdónenme la referencia desgastada a la Segunda Guerra Mundial, pero el hombre se sentó con el monstruo de Stalin y con el lefty de Roosevelt para combatir al demonio de Hitler.

Digo todo lo anterior porque hoy leí un tuit de Rand Paul celebrando la confirmación de Amy Coney Barrett como juez de la Corte Suprema de Estados Unidos. Rand Paul, un libertario auténtico, no se anda con las niñadas del Libertarian Party y sabe acompañar la propuesta conservadora de Trump cuando corresponde. Hay que tomar a Rand Paul como referencia: es urgente la alianza entre liberales y conservadores.

Y recalco que a esos liberalitos los considero aliados; pero hoy molestan. Hoy entorpecen cualquier esfuerzo de, legítima y urgentemente, llegar al poder

Ahora, me perdonan la descarga: estoy aburrido de los liberalitos de algunos centros de pensamiento, altivos y prepotentes, que pontifican como si estuvieran más allá del bien y del mal. Limitados, excesivamente simplistas, no tienen ni idea de cómo funciona el mundo. Creen que todo se reduce a un debate de biblioteca, sobre quien recita mejor a Mises o a Friedman. No saben de política, de diplomacia, de geopolítica, de relaciones internacionales, de alianzas, de nada. No saben, y parece que no quieren, llegar al poder. 

Y escribo esto como liberal. Como liberal clásico, para ser más preciso. Como uno que empezó abrazando las ideas de la libertad con Tocqueville y que luego se paseó por Ayn Rand, Hannah Arendt, Bastiat y hoy tiene a John Stuart Mill, Thomas Jefferson y a Carlos Rangel como referencia. Y recalco que a esos liberalitos los considero aliados; pero hoy molestan. Hoy entorpecen cualquier esfuerzo de, legítima y urgentemente, llegar al poder. A ellos los considero mis aliados; pero, sobre ellos, a los conservadores.

[en la otra acera] no importan esas pequeñeces innatas al mundillo liberal. Ahí sí entienden de proyectos, estrategias y objetivos. Ahí los comunistas, guerrilleros y terroristas van de la mano de los tontos útiles del PSOE

Miren a España. Está completamente a la deriva porque el Partido Popular (y quiero recalcar que le guardo un gran respeto y admiro profundamente a grandes figuras que aún se esfuerzan por dar la batalla de forma inteligente) devino en eso que Santiago Abascal denuncia con agudeza y precisión: la-derechita-cobarde. Como el Partido Popular es hoy más «puro», más «inmaculado», más «correcto», más «sensato», más «maduro» y más «liberal» que todos (recalco las comillas), pues es incapaz de acompañar a Vox, esa fuerza indomable que crece y crece en España, en su propuesta y, hay que decirlo, liderazgo.

En cambio mire a la otra acera. Ahí no importan esas pequeñeces innatas al mundillo liberal. Ahí sí entienden de proyectos, estrategias y objetivos. Ahí los comunistas, guerrilleros y terroristas van de la mano de los tontos útiles del PSOE. Gobiernan, hacen y deshacen con España, y a la derecha le cuesta hacerle frente.

Toca aliarnos a los que creemos en el valor fundamental de la libertad. Los que creemos en los principios inamovibles de la vida, la propiedad y la capacidad de buscar nuestra felicidad

Allá donde se han dejado a un lado los complejos, se ha avanzado. Y no se trata de alianzas como fin en sí mismas. Se trata de unidades de propósitos. Punto. Apartar las diferencias cuando el objetivo es el mismo. Considerar que el motivo no es solo la difusión de las ideas. Aunque fundamental, se trata de tomar el poder. Porque poco valdrá un país que te entiende, pero que no te vota. 

La izquierda fundamentalista avanza. Jamás los liquida la derrota. Cayó la Cortina de Hierro pero las ideas siguen intactas. El peligro está latente. No es algo innato al Caribe o al tercer mundo. Sucede en Europa, sucede en Estados Unidos. Y mientras, las pequeñeces de la política estorban a quienes tienen la responsabilidad de plantarse, apretar los puños y erguir el cuello. Toca aliarnos a los que creemos en el valor fundamental de la libertad. Los que creemos en los principios inamovibles de la vida, la propiedad y la capacidad de buscar nuestra felicidad. Toca juntarnos: es urgente una alianza entre liberales y conservadores.

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