La ruptura de Morata y su mujer, tan inesperada para muchos, abrupta como uno de sus desmarques (eran desmarques de ruptura) le quitó un poco de protagonismo veraniego a Escassi, el seductor y jinete.
(A la mujer que monta a caballo la llaman amazona, pero al hombre no le llaman amazón porque la palabra estaba reservada para otra cosa)
Escassi fue noticia por su ruptura con María José Suárez. Una ruptura de la que cabe culpar a una forma muy concreta de tecnología: la videollamada.
Ella lo contó. Un día, al ir a mandar el mensaje de buenos días, vio que a las cinco de la mañana Escassi estaba en línea en WhatsApp. Le extrañó y se lo preguntó. Estoy viendo unas recetas, dijo él (no sin genialidad). Pasadas unas horas, le llamó. Estaba en el coche, conduciendo, pero no se escuchaba nada de fondo. «Es que estoy en el Volvo». Luego ya, un poco mosca ella, le hizo a Escassi una videollamada y entonces…
La videollamada es el penúltimo comodín de la pareja. No se puede abusar, quizás no se debería ni utilizar. Es uno de los recursos más tóxicos e invasivos, pero alrededor de ella hay un enorme silencio. ¿Por qué? ¿Por qué el feminismo o la UNESCO no dicen nada? ¿Por qué esta forma de control no se discute?
Con una videollamada por sorpresa se siente uno como Michael Knight (Hasselhoff) cuando Devon le llamaba en El Coche Fantástico. Quizás sea algo generacional. Seguro que de estar vivo, Georgie Dann hubiera hecho una canción del verano titulada ‘La videollamada’…
Sin ella lo de Escassi no se hubiera producido, aunque sí hubo una tercera persona: Valerí, que resultó ser mujer trans. Por supuesto todo el mundo recalcó que era mujer, sin matices. El matiz luego se lo buscaban a Escassi. «¿A Álvaro le gustan con la transición hecha o sin la transición hecha?», preguntó un periodista.
Muchos se hubieran venido abajo, pero Escassi es infatigable, lo que los argentinos llamarían un cogetuti y al poco ya se le veía con Hiba Abouk, de quien Kiko Matamoros dijo que estaba en «un momento de estabilización delicado». Las cosas se dicen mejor así, dando un rodeo. Como cuando Belén Esteban se refiere al hijo de alguien: «Me dicen que la persona que tiene en común con otra persona…», como si pixelara la palabra. A Escassi todo el mundo le conoce como Álvaro Muñoz Escassi, pero en realidad se llama Escassi Muñoz. Se cambió el orden de los apellidos para que su hijo (la persona que en común tiene con otra persona) lo heredara. Quizás don Álvaro, como quien amplía su patrimonio, sólo esté engordando su fama de conquistador para que el hijo no herede un apellido sino una leyenda, un mito. Puede que ya ni siquiera le guste seducir, que todo lo esté haciendo por padrazo.