«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

Las lecciones de Feijoo

29 de septiembre de 2023

A mis alumnos de segundo de Formación Profesional, antes de empezar la materia, en las clases iniciales, les pido que hagan un listado de qué han aprendido o en qué han madurado desde que empezaron su Ciclo Formativo. El ejercicio de introspección les asombra. Yo juego con ventaja porque sé que el salto madurativo mayor de toda la enseñanza se da quizá entre los alumnos de 1º de FP, que es, a muchos efectos, como un 5º de la ESO, y los de 2º, que son ya auténticos pre-profesionales. Pero ellos, cuando vuelven la vista atrás, son los primeros sorprendidos.

Algo parecido me gustaría que hiciese Alberto Núñez Feijoo. Desde que desembarcó en Madrid ha tenido que hacerse un equipo, ha arrancado una campaña con todas las de ganar, ha perdido unas elecciones –siendo el partido más votado– y acaba de protagonizar una investidura fallida con múltiples aristas. Nadie le negará que lleva un año largo de una enorme intensidad. Ha terminado primero de formación profesional como líder nacional, digamos, y ahora está empezando segundo.

Hughes no tiene ninguna esperanza en su aprovechamiento y puede que tenga mucha razón, pero a mí, que no sería profesor sin una fe inagotable en la humanidad, se me ocurren varias cosas que Feijoo debería haber aprendido aplicando cierto sentido crítico y alguna inteligencia práctica. Por ejemplo, nos consta que encargó un análisis de por qué no se consiguió la gran mayoría que le prometían las encuestas en las elecciones. A las causas que le sirven en bandeja, espero que haya sumado la demonización que desde su partido se hizo del único socio que tenía seguro y con el que todos los votantes sabían que pactaría. Eso restó muchos votos a ambos.

Pero de todo eso se ha hablado ya. De la investidura reciente, cuánto me gustaría saber lo que ha aprendido Feijoo. Sería de desear, en primer lugar, que haya perdido la inocencia de buscar como Diógenes con un candil a los cuatro socialistas buenos que no aparecen nunca ni en un tonel ni bajo las piedras. Las querencias socialdemócratas de Alberto Núñez Feijoo, orgulloso votante de Felipe González, son conocidas porque él las ha aireado. No deberían engañarle más con espejismos de grandes coaliciones. Ya ha visto qué Puente es el que le tiende el PSOE.

Otra enseñanza o desengaño esperemos que haya sido con los nacionalismos, con los que Feijoo pensaba que se entendía tan bien, ya que él venía de practicarlo en Galicia. Ya. Ya se ha visto. El PNV ha priorizado el eje anti-PP incluso a su eje ideológico (de derechas) y a su interés (yendo de la mano de su máximo rival, Bildu). Yo creo que, en alguien con una inteligencia media, tras la traición a Rajoy, el voto negativo del PNV es una lección que se te queda grabada. ¿O todavía no?

No todos han sido desengaños. La lealtad de Vox, a pesar de los sémperes y las guardiolas, tendría que haber llegado al corazón a Feijoo. Ahí los ha tenido, sin pedirle nada de nada. UPN también es un caso de lealtad a España y a sus principios que emociona. No por tener pocos diputados tendrá menos grandeza.

No le puedo exigir la reflexión a Feijoo como sí a mis alumnos, pero enseguida veremos cómo se comporta. El peligro es que caiga en la vanidad de considerarse satisfecho por haber debatido más o menos bien y que se conforme con el papel de ministro de la Oposición. Si de verdad ha aprendido, lo veremos impulsar medidas de resistencia ideológica y administrativa en las comunidades y en los ayuntamientos en los que el PP tiene mando en plaza. Y él y Moreno Bonilla dejarán de hacer cabriolas y carantoñas a socialistas y a nacionalistas. Con independencia de mis opiniones personales, como tengo una gran vocación pedagógica, me haría muy feliz verle aprender algo. 

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