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Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Madrid 1948 Escritor. Premios. Mariano de Cavia, González-Ruano, Jaime de Foxá y Baltasar Iban. Especial Ejército, Fundación Guardia Civil y FÍES de periodismo. 53 libros. Distinciones. Gran Cruz del Mérito Naval. Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Medalla de Oro de Madrid. Cruz de Plata de la Guardia Civil. Entre ABC, Tiempo, Época, y La Razón, más de 20.000 artículos. Pluma de Plata y Pluma de Oro.
Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Madrid 1948 Escritor. Premios. Mariano de Cavia, González-Ruano, Jaime de Foxá y Baltasar Iban. Especial Ejército, Fundación Guardia Civil y FÍES de periodismo. 53 libros. Distinciones. Gran Cruz del Mérito Naval. Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Medalla de Oro de Madrid. Cruz de Plata de la Guardia Civil. Entre ABC, Tiempo, Época, y La Razón, más de 20.000 artículos. Pluma de Plata y Pluma de Oro.

Las tetas no me dan miedo

30 de enero de 2022

Irene Montero ha irrumpido en la campaña electoral de Castilla y León con una pregunta estremecedora. Hay que reconocer la profundidad de su impacto. Lo que desconozco es a quién o a quiénes va dirigida la cuestión. «¿Por qué les dan tanto miedo nuestras tetas?«. No me siento aludido ni inmerso en semejante temor. Es más, me considero un gran admirador de las tetas femeninas, que también las hay masculinas, como las de mi amigo de Elgóibar Prudencio —Pruden— Erostarmendi, que lleva cincuenta años usando sostenes, o sujetadores, o lo más cercano a la corrección, «sutys«. Cuando era niño, a Pruden le creció desmesuradamente el tetamen y fue multado con 10 pesetas por el policía municipal encargado de la playa de Ondarreta, el guardia Elícegui, por atentar contra la moral y las buenas costumbres. Al cumplir veinte años, se le consideró «inútil total» en el examen médico previo a su incorporación a filas. El médico militar intuyó que esas tetas en un campamento con dos mil reclutas podrían ocasionar más que revuelos y bromas pesadas. Hace tres años se las tuvo que operar, porque al desprenderse del «suty» las tetas le golpeaban los tobillos con desagradable contundencia, y se las puso turgentes y respingonas, como Dios manda.

Miles de millones de tetas esparcidas por todo el mundo manteniendo una singularidad especial. Y ninguna de ellas me da miedo, si bien, repito, muchas producen recelo de cercanía.

Pero vuelvo a Irene Montero. Esta mujer, que es tonta rematada, tiene unas obsesiones sexuales difíciles de dominar. Reúne a unos centenares de personas para darles un mitin, y les pide el voto después de llamar a los varones presentes miedosos de tetas. Es cierto que hay tetas que atemorizarían al mismo Espartaco Santoni, que en paz descanse. No deseo molestar a mujer alguna, pero siguiendo el rumbo que nos ha marcado con su pregunta Irene Montero, debo hacer público que no es miedo, pero sí causa de rehúse epidérmico pensar en las tetas de Ada Colau o de Mónica Oltra, y aquí me apoyo en el derecho constitucional a la libre opinión y expresión. Si Irene Montero no hubiera formulado la pregunta, yo habría evitado esta aproximación a la respuesta.

Se calcula que en los océanos existen más de tres millones de seres vivientes de diferentes especies. Nada comparable a las diferentes formas, turgencias, tactos, cimas pezoneras y demás especificaciones pectorales en las tetas femeninas. No hay dos iguales ni en la misma mujer. Miles de millones de tetas esparcidas por todo el mundo manteniendo una singularidad especial. Y ninguna de ellas me da miedo, si bien, repito, muchas producen recelo de cercanía. Fui – y lo soy- un gran admirador de Golda Meir, nacida Golda Mabovitch, la auténtica “Dama de Hierro”, la primera mujer Primera Ministra de Israel y heroica resistente. Pero no me gustaban sus tetas, lo que no quiere decir que me asustaran. Las enormidades me agobian, aunque provengan del teterío. Y séame permitido revelar que me encantan las de Sharon Stone, y no tanto las de Cristina Almeida, por razones de gusto individual, que no por obligación de dogma comunista. ¿Las de Rommy Schneider o las de Irene Montero? Las primeras las he visto, y las segundas, no, pero opto, mediante la imaginación, a elegir las de Rommy sin que ello signifique que las de Irene me dan miedo. Lo que me da miedo es que una persona como Irene Montero sea ministra del Gobierno de España. No por las tetas, sino por la infinita oquedad de su cabeza y sus carísimas majaderías.

Pero a las tetas, mi mayor respeto.

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