No es demasiado digno apelar a la astucia. Puede parecer pueril jugar con las fechas, o con si Rajoy está o no en China. Resulta patético, impropio, propio de un político inseguro con un arrebato de miedo en el callejon sin salida de los toros cuando van del encierro a la plaza. No hay salida segura. Haga lo que haga, sufrirá daño. Mas no se atreve a firmar el decreto convocando elecciones con toda solemnidad y boato, parece que lo hará en la parte baja de las Ramblas donde antaño se ponían los “trileros” con las primeras sombras de la noche.
El President Mas trata de ganar algo de tiempo para amarrar un planteamiento unitario al estilo “Yes Scotland” porque CDC ya se ha pronunciado en relación al doble ‘sí’ a las preguntas de la eventual consulta del 9-N: “¿Quiere que Catalunya sea un Estado?” (primera) y en caso afirmativo: “¿Quiere que sea independiente?”(segunda) y ahora está a la espera de que se pronuncien los otros partidos que aún no lo han hecho, como sus socios de Unió, o bien ICV.
El encaje de bolillos es morrocotudo. Ahora, Artur Mas ya sabe que ERC no compra que su compromiso de votar el 9-N se demore. Le queda la opción de convocar autonómicas anticipadas, con el riesgo de perderlas, ERC es el coco. La debilidad a la que quedaría reducido si no hay referéndum y sigue con el apoyo del PSC de Iceta, es como tener vocación de “sparring” de Mike Tyson.
Mas sabe que la escenografía de encender llamas de la independencia y soflamar a los partidarios de la secesión, desgasta, se vuelve cansina. El decreto y su firma se ha convertido en el Rubicón, que baja crecido, con el agua muy fría. Mas teme dar el último paso, tras el que sabe lo que va a encontrar: el recurso del Gobierno de Rajoy y la petición de suspensión de la Ley de Consultas y del decreto de convocatoria. Elevar a definitivo el órdago da miedo, no por las represalias –en España convocar referéndums ilegales no solo está despenalizado, sino que cuesta menos que sale más barato que saltarse un semáforo—sino después de ese escalón no tiene más recorrido.