«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

A Madina se le atraganta el liderazgo del PSOE

13 de junio de 2014

Llegado el momento, la cosa se pone cuesta arriba. Eduardo Madina ha ofrecido una rueda de prensa en mitad de un pasillo en el Congreso de los diputados, tras un atril transparente, delante de un busto del primer lendakari, Ramón Rubial, que presidió el PSOE hasta su muerte y se podría decir que ha pasado el peor rato de su vida si descontamos el atentado terrorista que le segó una pierna en 2002. Rodeado de fotógrafos, de cámaras y de periodistas más incómodos que acomodados como podían en el suelo y los sofás, ha explicado las razones por la que quiere ser secretario general de los socialistas españoles.

Sus palabras, en varias ocasiones convertidas en mitin de partido en plena campaña electoral, estaban muy ensayadas, tenía repuesta para todas las preguntas e hilaba bien las frases, pero varios detalles han delatado la dificultad que para el político vasco supone dar un paso al frente y sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba. Más dificultad debe de conllevar aún liderar un PSOE roto por la flojera ideológica de la cúpula -resaltada por el empuje hacia la izquierda de las bases-, por la pérdida dolorosa y masiva de votos y de líderes, y por el adelantamiento por zurda que viejos y nuevos partidos le están infligiendo.

No era sudar lo de Madina, eran goteras desde el cuero cabelludo, la frente y las orejas hacia la camisa; no era sequedad de boca, era la aridez del desierto de comisura a comisura, con un intento desesperado por producir saliva en unos movimientos entre el espasmo y la mueca; las manos no se detenían, entre los gestos de telegenia electoral, la moda de remangarse las camisas sin corbata, y lo involuntario de colocar los micrófonos en el atril sin terminar de encontrar la posición adecuada.

 

Inspiraba cierta ternura contemplar el momento tremendo que ha pasado y podría achacarse sin más a que los focos suben la temperatura , a que ha llegado el verano a los pasillos de la Cámara baja o a que los informadores eran muchos y hacían piña. Pero a nadie se le escapa que Eduardo Madina está acostumbrado a los focos, a los pasillos del Congreso y a los periodistas. Lo que no parece es estar preparado para asumir la refundación de un partido histórico que atraviesa uno de los peores momentos de sus 135 años de existencia.

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