«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Mentir, traicionar, censurar y demandar

13 de noviembre de 2022

Qué mal debe sentirse consigo mismo alguien cuya existencia se centra y concentra exclusivamente en mentir las veinticuatro horas del día, y sin descanso…

Aunque si ese alguien es un político, y ese político es el presidente de España, supongo que para él semejante sentimiento de maldad respalde su causa ideológica, pues sabido es que detrás de cada social-comunista hay un petulante, un resentido, un malvado.

Peor debiera sentirse ese alguien, si además de mentir, con alevosía y nocturnidad, para colmo posee y le sobra espacio vital para traicionar, no a una o a dos personas de su entorno, no, a todo un pueblo, ese pueblo al que primero le mintió y ahora lo traiciona de manera ostentosa; como quien presume y afirma: no me habéis dejado otra opción… 

Como si la traición fuese la solución para desmembrar España, que es a la larga su firme propósito, romper, destruir, triturar, puesto que se trata de un mentiroso compulsivo, de un traidor, de un malvado petulante, que aboga por el marxismo sentimental de los culturetas y la baba que arrastran.

La censura lleva algún tiempo ganando terreno en España. Por censurar, censuran hasta su propio idioma

Hace poco, la «portacoz» del gobierno de España, al decir del gran Federico Jiménez Losantos, pidió, o peor todavía, exigía espacios gubernamentales en los medios de prensa oficiales para que a diario el gobierno impusiera sus razones por encima de las demás opiniones diversas y/u contrarias… Se llama censura…

O sea, algo por el estilo a la Mesa Redonda castrista (los cubanos la rebautizaron como ‘Mesa Retonta’) y el Aló Presidente chavista, pero en conjunción caprichosa con el fatuo y pérfido Pedro Sánchez. 

Sí, desde luego, es una forma de censura, o sea, también de silenciar y perseguir. Un oneroso estilo de ruindad política.

No nos dejemos engañar, la censura lleva algún tiempo ganando terreno en España. Por censurar, censuran hasta su propio idioma. 

Mientras en el resto del mundo numerosas personas no entienden por qué algunos españoles desprecian su idioma, en ciertas regiones de este país se ve ya hasta normal que así sea, y se atreven a impedir casi hasta el aliento al/en el idioma español, con la intención de reemplazarlo por cualquier otro dialecto, interesante o no, pero dialecto al fin, tal como lo ha definido Juan Abreu, quien lleva años viviendo en Barcelona, y conoce ampliamente del tema.

Recurren a la aversión y la antipatía porque es lo que carga su ideología: tirria e inquina

Por último, sumadas a todo lo anterior, están las demandas. 

A los social-comunistas después de mentir, traicionar, censurar, agredir verbalmente y atacar la inteligencia y los derechos ajenos, les encanta demandar. 

Los social-comunistas demandan a todos aquellos que piensan distinto, les fascina calificarlos de fascistas (lo que ya les da derecho a demandar), como si ser comunistas fuera mejor. 

Disfrutan del demandar, es más viven en el goce de la demanda, con tal de hacer daño, de rebajar, de encarcelar, de ningunear, y hasta de fusilar, porque esto es su finalidad primordial, la predilecta: destrozar, matar.

Dentro del régimen de Pedro Sánchez, él no es el único al que advierto con estos desperfectos de lacra envidiosa y rastrera, dentro de este régimen la mayoría, por no decir todos, son cortados por la misma tijera, la tijera del odio y del rencor.

Qué duda cabe, su especialidad es odiar, ejercer y manifestar el rencor en cualquier aspecto de la vida. Recurren a la aversión y la antipatía porque es lo que carga su ideología: tirria e inquina. No son ni nunca serán felices. Y, por tanto, jamás permitirán que los demás lo sean. Aunque… rectifico, lo que única y excepcionalmente les brinda absoluta felicidad es que los otros jamás lo sean. Y en eso invierten su maniobra: en el adiestramiento del engaño y la artimaña del aborrecimiento.

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