Hay una mentira vertida por el Ministro del Interior, FernĆ”ndez DĆaz, en su comparecencia en el Parlamento para explicar su reunión con Rodrigo Rato que sobresale por evidente:Ā dijo que la misma tuvo lugar en su despacho oficial a fin de dejar constancia de su transparencia;Ā el Ministro sabe que eso es falso, pues de haber sido asĆ se hubiera apresurado, Ć©l mismo, a comentarlo posteriormente para que llegara a conocimiento pĆŗblico, sin esperar a que fuera la Prensa quien destapara su vergonzosa acción y torpe excusa luego. QuĆ© duda cabe que este Ministro habrĆ” tenido muchas reuniones que tambiĆ©n se han registrado debidamente en el diario de visitas a fin de que conste su transparencia, sin necesidad de tramite ni comentario posterior porque su interĆ©s social ha sido intrascendente, y ningĆŗn periódico ha creĆdo procedente su divulgación;Ā pero estamos ante un Ministro que no ha dudado en recibir oficialmente a una persona que estĆ” siendo investigada por corrupción, cosa que no ocurre todos los dĆas. Por si fuera poco, el propio Presidente, Rajoy, le allanó el camino manifestando con anterioridad que nadie esperara nada de particular en la comparecencia del Ministro. QuĆ© descaro.
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En cualquier paĆs civilizado, por muchĆsimo menos, se presenta la dimisión. Pero aquĆ es mucho lo que pierde un gobernante si dimite:Ā no sólo su sueldo (que es lo de menos) sino sus privilegios futuros, aforamiento, carĆsimas ābagatelasā, etc. Es mejor esperar al final de su mandato (por razones Ć©ticas, o no) ya que se encuentran con la puerta giratoria que supone una bocanada de aire y dinero fresco hasta la eternidad. En este caso concreto, el Ministro perderĆa tambiĆ©n la confianza y ayuda que tendrĆa siempre de Rato, que goza de mayor peso especĆfico, e influencias sociales y polĆticas, que el propio Ministro, impotente de rechazar la cita que le pidió el presunto corrupto de varios delitos.