«Sit ei terra levis», maravilloso y clásico epitafio, que la tierra te sea leve, que no pese sobre tus huesos, que la trascendencia te atraiga y te libere. Este es el homenaje de hoy mismo de Jaime a Emilio Botín, su hermano.
Pocas personas he conocido con la inteligencia práctica de Emilio Botín. Pocas personas con su discreción y magnanimidad. Sus escasos ciento setenta centímetros no le impedían elevarse por encima de las cabezas de sus competidores. Veía antes y más lejos. Ha sido un hombre grande que no enterró sus talentos, que los multiplicó por mil y los puso a disposición de su gente y de su patria.
El «sic transit gloriam mundi» no fue para él la excusa para la pereza o la mediocridad. Colaboró en la Creación trabajando de sol a sol y proyectando en el mundo su alma de propulsor y creador. Sobrevoló la envidia, el rencor y la pequeñez de muchos con una sonrisa socarrona, sin un mal gesto y sin volver la vista atrás.
Botín te deseo un lugar entre los justos en un inacabable campo de golf de hierba roja donde el Señor te recoja y te mire benignamente por toda la eternidad. RIP Don Emilio.