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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Del “mi alcaldesa” del rey emérito a Lapo Elkann transfigurado en el palco

4 de junio de 2017

Los aficionados madridistas que aún quedaban ayer por Cardiff no dudaron en disfrutar del típico Sunday Roast. Había que reponer fuerzas, la noche fue intensa. El sábado, la previa, picando beans y cornwall pasty, estuvo amenizada por leyendas como Karembeu, Figo…y Mendieta dándole a los platos más DJ que nunca. Para los no iniciados, Mendieta es de lo mejorcito pinchando. Doy fe después de una noche en el mítico Festival SOS 4.8. “Aquí ha venido todo el mundo”, decía exultante Florentino como un perfecto anfitrión. Así fue. Figuras de la NBA como Carmelo Anthony y Joel Embiid que escribía en Twitter: “Asensio is the future”. Modelos como Nieves Álvarez, que no se pierde ni una corrida de toros ni un partido de fútbol. Ojalá Nieves un día, como Rihanna trolleando a Durant, saltando al césped. O animando a determinado futbolista. Ahí lo dejo. El actor Miguel Ángel Muñoz, encantado con la gente que le gritaba a su paso el gran parecido físico con Isco (¿?). No vimos ni a Xabi Alonso ni a Álvaro Arbeloa. La boda de Raúl Albiol les impidió disfrutar in situ de la 12. El año pasado a Álvaro sí le pedía el cuerpo Champions y en un tuit le decía a Granero, que se casaba el día de la Undécima, “siento no poder estar el 28 ¡vaya día para casarte!”.  Ni rastro de Isabel Preysler y Tamara, saudade de Lisboa. Pero Tamara, que menudo ojo clínico, subió a Instagram una actuación de Russian Red cantando  I’ll stand by you, de The Pretenders: “Nothing you confess could make me love you less”. Pues, ya estábamos todos. Por la armada juventina asistió Lapo Elkann que regresaba al ojo público. Un dolor ver la cara transfigurada del italiano tras los cuatro goles encajados.  El nieto de Gianni Agnelli volvía esta semana a la vida laboral para presentar su nuevo Fiat: Kamasutra. Dudo mucho, tras ver la expresión momificada del play boy tras la derrota, que esa noche pudiera ejercitar alguna postura en homenaje al nuevo bólido.

Josep Pedrerol entrevistó a Plácido Domingo que se arrancó con una nueva letra para el himno blanco a propósito de la duodécima. ¡Los royalties de Jabois temblando! Luego, en pack de tres, al rey emérito; a Cristina Cifuentes y a Manuela Carmena. El rey, tan campechano: “¡Me manda mi hijo!”. Mucho mejor que el otro día en la Escuela Naval de Marín cuando, pasando revista a la flota, preguntó: “¿¡Cuántos quedan!?”. Se encontraba en buena compañía: “Y, aquí estoy con Carmena, ¡mi alcaldesa!”. A falta de Doña Letizia, estaba la trenza de Susana Guasch que incomprensiblemente  preguntaba a Morata y a Lucas Vázquez, recién Campeones de Europa, “decepcionados, ¿no?”. En fin… A Carmena ya se le ve otro gesto en los actos futboleros. Qué poco queda de aquella Carmena que parecía en los palcos Teresa Rivero, la mítica presidenta del Rayo Vallecano, preguntando en qué portería tenía que marcar su equipo. Mariano Rajoy llegó con el tiempo justo. Locuaz, ¡el fútbol es lo suyo! Hasta tuvo un arranque de bravura con la alineación del de Arroyo de la Miel: “Mira, lo voy a decir, (ea). Zidane acierta poniendo a Isco”. El suelo de Cardiff tembló, pero por los Black Eyed Peas ya sobre el escenario. Rajoy marchó a su asiento muy cerquita de la mujer de rosa (y de Villar), Ana Bollain, que repetía ojipláticos lunares blancos.

El ‘I gotta feeling’ subió las pulsaciones a mil y arrancó el encuentro. Un partidazo propio de la hegemonía del Real Madrid. A partir del golazo de Casemiro, los de Zidane, con una Juve abrumada, engalanaron el título con el poderío del campeón inapelable. El césped se llenó de familiares de los blancos: Ronaldo acompañado de su madre y de su novia, una morena y una rubia, hijas del pueblo de Madrid; Zidane con la discreta y elegante Véronique; Sergio Ramos con la bandera andaluza en modo pareo y sacando el capote (¿el de Talavante?); el hijo de Marcelo ¡fan absoluta! ¡qué torbellino! Y, desafortunadamente, este año no enfocaron las cámaras al palco por lo que no vimos si Florentino corrió hacia alguien a celebrar como en la Final de Lisboa. Un Florentino emocionado que no disimula su devoción por Zidane. El que todavía niegue la grandeza de Zinedine es para que se lo haga mirar.

El Real Madrid se alzó con la duodécima y acabó coronándose campeón con un marcador exultante e indiscutible. ¡Le grandeur!

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