«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.

No hacía falta tanta gorda

14 de enero de 2023

Ángela Rodríguez Pam, número dos de Irene Montero en Igualdad, es un ser sin ningún mérito más allá de su amistad con Irene Montero y de cubrir la cuota de la gorda entre las altas cargas del Ministerio. La novia de Pablo Iglesias, más normativa ella imposible, buscó a su equipo no por sus capacidades, sino para conformar un cuadro inclusivo con una obesa, una negra y una lesbiana. Le faltó una «puta coja», como llamó Pam a su compañera de Podemos en Galicia, Carmen Santos, que tiene movilidad reducida.

Pam ya nos dijo hace unos meses que sufre de «diarrea legislativa» ―es más bien cagalera, y mental― porque sabe que la gente como ella no suele llegar al gobierno, gracias a Dios. Pero Pam, además de diarrea, ahora debe tener resaca. Y nos vomita: a los jueces, que son machistas y deben interpretar sus leyes malparidas como ella diga. A los medios, que provocamos terror sexual a las mujeres por informar de las casi 170 rebajas de penas a violadores. Y a las víctimas de esos violadores, les hace algo peor: se burla de ellas. Se ríe en un podcast con otras elementas de su especie diciendo que ni que hubieran salido «oleadas de violadores a la calle».

Ya hay uno que en Zamora amenaza a su víctima con cortarle el cuello. Solo con eso ya tendría esta señora, por decir algo, que avergonzarse de su actuación y dimitir. Pero no, lo que ha hecho ha sido pedir perdón en gallego y muy bajito, no la vayamos a entender, para que la otra lumbrera que tiene por jefa no la tenga que dimitir ante el enfado por sus carcajadas a costa de las violadas incluso entre las filas socialistas.

Es difícil saber quién es el peor del gobierno: Robles y Marlaska son jueces y por tanto, saben mejor que los demás lo que hacen, Enrique Santiago es el mayordomo de las FARC, pero Pam desde luego, compite con alegría por estar permanentemente en la lista de la infamia que nos obliga a aguantar Pedro Sánchez. Además, acusa a los hombres de izquierdas de creer «antes a cualquier memo que sale en la televisión que a tus compañeras que llevan una puta década pensando cómo había que proteger a la ley de libertad sexual». Pam no ha dedicado, en toda su vida, diez minutos a pensar. Mucho menos diez años. 

Pam y Montero son, en definitiva, las máximas responsables de las violaciones que cometerán ―las habrá― los violadores que están quedando en libertad antes de tiempo. Pero en realidad a las pobrecillas no se les puede pedir que hagan más de lo que hacen. Es una tristeza pero esto es a día de hoy el feminismo. Seguramente han entendido mejor la canción de Shakira de la que todo el mundo habla, y con razón, que los informes del CGPJ que las avisaron de lo que iba a pasar con los agresores sexuales de mujeres y niños que deben bailar el Waka Waka cuando piensan en estas dos libertadoras de abusadores. 

Isabel Rodríguez, la portavoz del gobierno, también oye a Shakira. En el coche. Y sin cinturón. Vamos a decirlo todo. Además, el martes se quiso pasar de lista e intentó cargar contra Alberto Núñez Feijóo diciendo que si este era el perfil del PP tras Pablo Casado, «pues para este viaje no hacía falta tanta forja». Yo recojo el guante, y mirando a Pam digo que no sé si para este viaje de sacar violadores de la cárcel hacía falta alguna alforja, pero que a lo hecho pecho y que no nos hacía falta tanta gorda

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