Cómo tiene que estar la democracia para que González Pons sea su defensor planetario… Ya estuvo en Polonia de casco bruselense y ahora encabezaba —dicho sea sin segundas— la comitiva de libertadores peperos de Venezuela. Después de haber gastado Cayetana La Pepa, ahora Pons querrá la estatua de Miranda en Cádiz.
No te metes a dictador para nada y Maduro, por supuesto, hizo lo que todos hubiéramos hecho en su tiránico lugar: impedir el paso a los del PP a menos que llevaran consigo al DJ de las quedadas contra la amnistía, cosa que no ocurrió. ¿Por qué no se llevaron pinchadiscos a Caracas?
Al PP se le da bien hacer de oposición venezolana. En realidad, hace mejor de oposición venezolana que de española. Por supuesto, se desgañitarán los liberales madrileños y Madrid seguirá recibiendo la pasta de los bolichicos y los boligrandes, dinerales venezolanos que serán muy bolivarianos pero riegan la capital contribuyendo a ponerlo todo por las nubes.
Aunque Pons estaba al acecho, Maduro ‘ganó’ o más bien ganuvo, pasó su rodillo sobre el sufridísimo pueblo venezolano, lo que esta vez sí elevó la ceja interventora del demoliberalismo español. En otras ocasiones votan los muertos, detienen las elecciones para un bocadillo, bloquean en Internet a un candidato o directamente le disparan y no se dan por enterados.
Todo en lo que está metido el PP adquiere un aire teatral, de mentirijilla, eran como la compañía de ‘Ay, Carmela’ saliendo de gira por la libertad y las instituciones. Pero incluso para ellos era demasiado porque si Maduro es un dictador, ¿qué sentido tenía que entregara el poder en las urnas? ¿Por qué esperar algo de unas elecciones no libres?
Ahora vendrán otros seis años de opresión, y tendremos lo peor: a Maduro allí y a los libertadores españoles aquí haciendo brindis al sol en Sol y refugiándose en el anticomunismo.
Aunque para los comunistas esto no lo sea. No termina de serlo. Maduro no les parece comunismo. El comunismo siempre es algo que será, que nunca ha sido, así que se le llama otra cosa. Fracasa y a eso que fracasa se le pone otro nombre, X, Y o Z, y entonces, para superarlo, se matan unos cuantos miles o millones de personas de hambre, de frío, a tiros o de pena y se alcanza otra fase que también fracasará y a la que habrá que buscar nuevo nombre porque, igual que Marx no era marxista, los comunistas consideran que su mierda siempre llega adulterada, nunca es lo suficientemente pura.
El comunismo es odioso, pero quedarse atrapado en el anticomunismo crónico despista y el despiste es lo pepero.
Siempre nos faltan piezas en el puzzle. Los States exportan democracia, pero nunca le toca a Venezuela. Nunca aparece allí un gay caraqueño al que gritaron «mariconsón», o una ONG de Soros sacando el opensociemetro, o un trans con un cojón fuera en honor a Tetis al que alguien redirigió cruelmente al lavabo de hombres; nunca petrolea el petróleo allí lo suficiente…
¡Abajo Maduro! Ojalá algún día libertad en Venezuela y no en los labios peperos.