Acabamos de celebrar las Navidades y estamos tan sólo a días de despedir este 2014, un año donde se han estado dando los pasos adecuados para ganar la batalla de la economía. No cabe duda de que durante estos últimos meses estamos comprobando como, por un lado, los esfuerzos que están haciendo los españoles están dando sus frutos y, por otro, como la agenda profunda y valiente marcada por el Gobierno Central está situando a España en el camino de la recuperación económica.
Nosotros tenemos claro que no son momentos para los triunfalismos, mientras sigamos contando con cifras de desempleo como las actuales, pero sí de reconocimiento de lo que está ocurriendo, no en vano hemos pasado de estar en un país al borde del rescate, de la quiebra y de la salida del euro, a un país que camina en la buena dirección.
Gracias a todos hemos superado dos crisis, la de deuda soberana y la financiera, hechos que nos ayudan a alejarnos definitivamente del fantasma del rescate. Si bien la situación no es tan buena como nos gustaría, tenemos que consolidar estas mejoras para llegar a buen puerto, creando un clima de confianza, factor clave en la economía.
Las valoraciones de los organismos internacionales que miden los resultados de este calendario reformista, evidencian que vamos por buen camino, hemos pasado de ser un problema económico para Europa a ser un ejemplo. Y no es que queramos hacer un ejercicio de autocomplacencia, ni darnos palmaditas en la espalda, pero lo cierto es que las cifras son las que son y tenemos que alegrarnos porque suponen un primer comienzo para que la mejora llegue a todos los españoles sin excepción.
Hablamos de 400.000 personas más trabajando en un año, con un crecimiento por encima del resto de países de la eurozona, con un sector financiero saneado prácticamente en su totalidad, con unas empresas competitivas que se financian cada vez mejor, y con un sector exterior sólido que mejora progresivamente.
Como bien explicó la ministra de Empleo, Fátima Báñez, queda mucho por hacer porque todavía hay muchos españoles que se encuentran en el desempleo y que merecen una oportunidad, pero hoy tienen algo que no tenían en 2011 cuando llegamos al Gobierno: confianza.
Y aunque a alguno pueda parecerle que no tiene importancia, en economía la confianza -que es un sentimiento-, es un elemento fundamental. Decisivo. Confianza porque hoy nuestro país crea empleo. Después de seis años de una crisis muy dura, es el primer año en que se va a crear puestos de trabajo. Confianza porque en 2011, seis de cada diez parados de la Unión Europea eran españoles y hoy dos de cada tres europeos que se incorporan al mercado laboral lo hacen en España.
Estos buenos datos económicos se traducirán en más bienestar que llegará a los ciudadanos, puestos que 130.000 millones serán destinados al pago de pensiones, 26.000 al pago de prestaciones en todas la Comunidades Autónomas, sin hablar de la reforma social que se pondrá en marcha el próximo año y que tendrá como protagonista a las rentas medias y bajas, a las familias, a los trabajadores, a los pequeños ahorradores y a aquellos que crean empleo que son las pequeñas y medianas empresas y los autónomos.
A todos ellos queremos mandarle un mensaje de optimismo. A esas familias que, en una crisis tan dura y tan difícil como la que nos ha tocado vivir, han jugado un papel insustituible como núcleo básico social y han dado un ejemplo de solidaridad y sacrificio. A esas PYMES que luchan por mantener a sus trabajadores pese a que la situación no es la más satisfactoria. Nunca podremos alabar y agradecer lo suficiente el comportamiento ejemplar de los españoles. Por eso les pedimos nuevamente que nos “ayuden a hacer política”.
Nuestro compromiso con ellos sigue intacto como el primer día y seguiremos poniendo todo nuestro empeño en que así sea. Esperamos que más pronto que tarde podamos anunciar que 2015 será un buen año. Estamos convencidos de que así será porque somos un gran país, y eso es algo que nadie nos podrá arrebatar.
