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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Socio-Director de Eurogroup Human Resources.Orgulloso de colaborar con Intereconomía desde abril de 2012."""
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¿Un nuevo proyecto democrático sin el PP-PSOE?

12 de noviembre de 2014

“Las 48 leyes del poder” (1998), es el título de un best seller cuyo autor es el psicólogo americano Robert Greene. Podría considerarse al citado libro como una reinvención de “El Príncipe”, el archi conocido tratado de teoría política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513.

Según Greene, la “ley número 31 del poder” está relacionada con un juego liberticida ideado por gobiernos malévolos. El mismo se fundamenta en unas injustas reglas diseñadas con el objetivo de controlar el destino de los ciudadanos. Para dotar de una cierta apariencia democrática a este juego, el poder otorga a los ciudadanos la facultad de eligir “entre dos males”.

La posible coalición que pueden llevar a efecto el PP y el PSOE, al objeto de sumar fuerzas en las próximas elecciones generales, está basada en la  referida “ley 31”. Puesto que estos dos corruptos partidos ya han empezado a jugar de forma maquiavélica con todos los españoles. E intentarán mostrarse ante la ciudadanía como “el mal menor”. 

¿La cleptocracia PP-PSOE o la vuelta al “blanco y negro” de la mano de Podemos y en forma de dictadura comunista? Ante tal disyuntiva, a los españoles nos resultará complicado identificar la alternativa menos desfavorable para nuestros intereses. 

No obstante, si nos remitimos a la alevosa historia del socialismo español, el pacto entre los dos partidos tradicionales españoles es incierto. 

¿Interpretará el nuevo líder del PSOE (o mejor dicho, la lideresa socialista andaluza) a Brutus y, en virtud de ello, traicionará a Julio César, el personaje que podría interpretar el Presidente del Gobierno? 

La siniestra sombra de un nuevo Frente Popular del SXXI podría oscurecer las ilusiones del PP, encaminadas a mantener el poder a cualquier precio.  

¿Existe una tercera vía? Si la sociedad española poseyera el grado de madurez democrática necesaria, los españoles podríamos planificar un nuevo proyecto de democracia sin el PP ni el PSOE. 

Erradicando la vieja forma de hacer política nacida en la Transición y consistente en el saqueo de la Administración por parte de la casta, sin rendir cuentas ante la Justicia por la gestión político-económica desarrollada.  

Para ello, en lugar de intentar renovar a estos dos partidos, enfangados en la corrupción política y sin ningún interés por regenerarse, la mejor opción sería reemplazarlos por otros. En este sentido, en España existen varios partidos democráticamente regeneradores y defensores de la libertad. Aunque, de momento, los mismos no gozan del apoyo electoral suficiente por parte de los ciudadanos. 

Nuestro pseudo Estado de Derecho no funciona. La prueba más evidente de ello la tenemos en la celebración de la “consulta” independentista catalana del 9-N. ¿Se trata de la primera fase respecto a una encubierta negociación a tres bandas (PP-PSOE-CiU), asesorada por el Grupo Prisa? 

¿El referéndum ha sido una pantomima o, por el contrario, servirá para potenciar aún más la terrible fragmentación social que sufre Cataluña? Los catalanes españolistas y, evidentemente, contrarios al independentismo, están siendo señalados al estilo nazi. Con el permiso del PP-PSOE. 

¿El siguiente paso de la supuesta negociación consistirá en prostituir nuestra Constitución para adaptarla a las exigencias independentistas? 

¿Cree el Gobierno que concediendo a Cataluña un “Concierto Económico” a medida (y fomentando con ello la desigualdad fiscal en relación al resto de las autonomías españolas) cesará el movimiento independentista? Nada será suficiente para los secesionistas catalanes, cuyo ulterior objetivo es la independencia. 

¿Tienen legitimidad para negociar la soberanía de España los causantes de la quiebra económica y la ruina moral de nuestro país?  

Mientras negocian ocultamente la ruptura de la nación más antigua de Europa, el PP-PSOE y CiU se siguen tapando la corrupción mutuamente.   

Los españoles hemos sido testigos de la cesión del poder a las filiales de ETA en el País Vasco. Pero la cobardía de la sociedad española tiene que acabar de una vez por todas. Y después de esta última traición, los potenciales votantes del PP-PSOE deben demoler a estos dos partidos, corruptos hasta la médula, en las próximas elecciones generales.  

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