«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Rostro emblemático de Intereconomía Televisión, al frente de programas como El Gato al Agua o Dando Caña, ha dirigido informativos en TVE, RNE, Antena 3 TV y Onda Cero Radio. Fue corresponsal de RNE en Londres. Ha escrito para Diario de Barcelona, Interviú, La Vanguardia, ABC, ÉPOCA y La Gaceta y ha publicado el libro 'Prisionero en Cuba'. Ha recibido cuatro Antenas de Oro, el Micrófono de Oro, la Antena de Plata de Madrid, el Micrófono de Plata de Murcia, el Premio Zapping de Cataluña y el Premio Ciudad de Tarazona.

Biografía

Rostro emblemático de Intereconomía Televisión, al frente de programas como El Gato al Agua o Dando Caña, ha dirigido informativos en TVE, RNE, Antena 3 TV y Onda Cero Radio. Fue corresponsal de RNE en Londres. Ha escrito para Diario de Barcelona, Interviú, La Vanguardia, ABC, ÉPOCA y La Gaceta y ha publicado el libro 'Prisionero en Cuba'. Ha recibido cuatro Antenas de Oro, el Micrófono de Oro, la Antena de Plata de Madrid, el Micrófono de Plata de Murcia, el Premio Zapping de Cataluña y el Premio Ciudad de Tarazona.

Olmillos de Sasamón

8 de octubre de 2013

Nada hay más evocador que alojarse entre los muros de un castillo medieval. En España, son numerosos los baluartes que nos permiten rememorar la vida de nuestros ancestros e imaginar cómo serían sus circunstancias más cotidianas y sus reglas caballerescas. Es el caso de la fortaleza de Olmillos de Sasamón, en la provincia de Burgos, que con sus gruesos muros, sus torres coronadas de almenas, sus techos artesonados o sus casamatas defensivas, se nos antoja privilegiado vestigio de nuestra historia. En pleno Camino de Santiago, el castillo de Olmillos de Sasamón fue construido en 1446 por don Pedro de Cartagena, un judío converso de Burgos de origen aragonés, que lo erigió, no con fines militares, sino como palacio del señor que imponía a sus vasallos su jurisdicción y les prestaba protección. El escudo familiar de los Cartagena, con la Flor de Lis, aparece profusamente labrado en sus muros, con las hojas plateadas en alusión a la virtud de la Virgen.

 

 Finalizada la dinastía de los Cartagena, la fortaleza fue propiedad de los vizcondes de Valoria, de la Casa Ducal de Gor, los condes de Arteche y, ya en el siglo XX, los San José. Muchos fueron sus avatares a lo largo de la historia, aunque, como escribiera Valentín de la Cruz, “tan pulido, tan torneado resultó, que los años y las violencias no han conseguido estropear su preciosa lámina, su perfil de potro, aún indómito, en la llanada cerealista”.

 

 En 2003, fue adquirido por Jusef Nasser Eddin, que culminó su rehabilitación y lo convirtió en el hotel con encanto que es hoy, de nombre Señorío de Olmillos, parada más que recomendable para los peregrinos del Camino y destacado restaurante en el que degustar sus exquisitos asados de lechazo al horno de leña o sus postres tradicionales castellanos.

 

 Entre sus muros tuvo lugar ayer, 5 de octubre de 2013, la solemne ceremonia de constitución de la Orden de los Castillos de la Flor de Lis, con el nombramiento de Caballeros que se han hecho merecedores de tal distinción, en reconocimiento de sus méritos y bonhomía, valedores de la conservación de nuestro patrimonio histórico y los ideales caballerescos. El espíritu del Campeador Rodrigo Díaz de Vivar, que en estas tierras labrase su gesta, estuvo presente en el compromiso de los nuevos Caballeros.

 

 Lejos quedan esos principios en nuestra sociedad actual, donde la mentira, el oportunismo, el engaño y la ausencia de honestidad, en gran medida, campan a sus anchas. Y qué necesaria sería su recuperación en nuestros días y como legado para nuestros descendientes. Ya en el siglo XIII, el Cantar de Mío Cid lamentaba: “Oh, Dios, que buen vasallo sería si tuviese buen señor”. Una reflexión más que vigente en pleno siglo XXI, tanto si la aplicamos en el terreno político, el comercial o el de las relaciones humanas.

 

 Que cada uno, a su buen entender, interprete qué tipo de Reconquista se hace más necesaria que nunca en estos momentos que vivimos en España.

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