Leía hace unos días a un colega de profesión, ay, deseoso de hacerle a Macarena Olona un examen de andalucismo.
Que si mucha feria y muchos toros con Morante, pero que a ver si sabría responder a esas preguntas que los muy andalucesdepuracepa contestan con los ojos cerrados.
Sin poner el acento en lo bien armado o muy loco que hay que estar para retar a Olona a una ‘batalla de ingenio’ (que dirían en La Princesa Prometida), me permitirán detenerme en esa sorprendente ecuación según la cual una mujer española, nacida en Alicante, se encuentra con una barrera social por querer entregarse en cuerpo y alma a Andalucía.
Lo que vale es elegir lo que uno quiere. Y Macarena quiere ya a Andalucía
Como gallega con sangre manchega criada en Madrid siempre he defendido que un vasco puede arrancarse por alegrías con la misma gracia —y el mismo derecho— que un vecino de Triana, y que habrá más de uno y dos cacereños bailando muñeiras mucho mejor que una paisaniña de Lugo.
Pero es que hablamos, en este caso, de Macarena Olona. Y vamos a hablar de Macarena Olona, que tres años de trabajo a su lado —entrevista va, sesión de Pleno viene— dan para algunos detalles.
Lo que llega a Andalucía no es una política cualquiera. Lo que llega a Andalucía es un torrente de esfuerzo, de capacidad de trabajo y de sacrificio. Una cabeza prodigiosa —que si le dan la Gran Enciclopedia Andaluza del siglo XXI se la aprende para responder al examinador frustrado ese con el que empezábamos el artículo— bregada en miles de horas de estudio y análisis. Y una mujer inasequible al desaliento que, por suerte para los andaluces, se ha puesto como meta mejorar la vida de todos y cada uno de ellos (“si yo llego, llegamos todos”, dijo hace poco más de una semana. Y lo dice de verdad).
Pero, sobre todo, lo que llega a Andalucía —y a buen entendedor poco más debería hacer falta— es una persona que deja casa, trabajo y amigos en Madrid para instalarse, y con ella a los que más quiere, en una ciudad nueva que ya siente como suya.
Que nadie les diga a los Estopa, que son de Cornellá, que la rumba y el flamenco no son lo suyo
No le den ni los cien días de cortés margen, que Olona tiene ya en la cabeza la foto fija de qué es, qué necesita y qué representa Andalucía. Pero valoren, al menos, que desde hace semanas saque huecos de su complicada agenda para ejercer de madre y recorrer colegios buscando plaza para su pequeño.
Nadie cantará ¡Qué viva España! mejor que Manolo Escobar, pero, qué quieren que les diga, casi emociona más recordar aquel “me encantaba todo de España” (en su malísimo español) del inolvidable Michael Robinson. ¿Por qué? Porque a Escobar la patria, como a Olona Alicante, les vienen dados. Los llevan ‘de serie’ en el corazón. Lo que vale es elegir lo que uno quiere. Y Macarena quiere ya a Andalucía.
Macarena Olona es de Alicante, sí. Y los Estopa de Cornellá. Y que nadie les diga a ellos que la rumba y el flamenco no son lo suyo.
Colegas periodistas que desprendéis purismo andaluz por cada poro de vuestra piel… no seáis paletos, por favor, o pareceréis esos separatistas insoportables que insultan a vuestros compadres cuando estos marchan ‘Despeñaperros p’arriba’. Y Andalucía es, desde luego, algo muy distinto a ese ridículo clasismo.
