«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La oposición magenta

19 de diciembre de 2013

Se nota demasiado lo mucho que le molesta, cuando Rajoy reprocha a Rosa Díez el que haga batalla con la renovación del Poder Judicial. Utiliza con la exsocialista un tono siempre más áspero que con Rubalcaba o con Artur y los minimoys, y al hacerlo la convierte todavía más en jefa oficiosa de la oposición, que con los otros todo suena a pasteleo de Eres y Bárcenas, de ETA y la Parot. Aunque todavía no están en el parlamento, lo mismo sucede con Albert Rivera y Santiago Abascal, que la persecución que sufren desde el búnker del inmovilismo -aquellos que no han entendido que al régimen le crujen las cuadernas- es su mejor propaganda para ser investidos como tribunos de la plebe.

 

Sobre la elección de los jueces utiliza el presidente las cifras del amplio acuerdo parlamentario, sin comprender que son precisamente esos porcentajes soviéticos lo más escandaloso del asunto. Es como ponerle voz a la foto de Corea del Norte donde aparece el momento de la detención de Jang Song, el tío de Kim Yong que acaban de apiolarse. El líder norcoreano podía decirle, mientras se lo llevan los soldados, “Tito Jang, mira lo equivocado que estás que no hay nadie en esta Cámara que comparta tu postura”. Luego, en la misma comparecencia, Rajoy le lanzaba un pellizco de monja a Cayo Lara, diciéndole al comunista que estaba en Cuba cuando aquí se proclamaba la Constitución. Y el de Izquierda Unida, si tuviera cintura política, le habría contestado: “Sí, yo estaba en Cuba en el año 78, pero en el 2013 usted me ha copiado mi programa fiscal, incluso lo ha superado”.

 

Pero dejemos el marxistómetro, que mide quién puede llegar a ser más rojo, porque no lleva a ningún lado aparte de a la convicción de lo inevitable del gulag, y además ahora sabemos que hay marxistas buenos. Y en lo de los jueces el programa que ha copiado el PP no es el de Lara, sino el de Alfonso Guerra. Casi parece que el reparto se ha hecho por sumarios de corrupción más que por escaños, que nadie se imagina a los votantes del PP y del PSOE traficando con la elección -porque tienen interpretaciones muy distintas de la ley- y, sin embargo, cualquiera entiende que desde el banquillo de los acusados si estén más inclinados al acuerdo sobre los magistrados que habrán de juzgarles.

 

Sucede que el magenta es de los pocos partidos que de momento no se preocupa por imputaciones judiciales, y por eso mismo la denuncia de doña Rosa recoge un aplauso casi unánime de la calle, en proporción inversa a la del Parlamento. Eso es lo que tanto le molesta a Rajoy. Y se le nota demasiado.

 

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