Irrumpían días atrás en el Congreso de los Diputados, sin que por el momento se conozca quién les facilitó la entrada. Desnudas de cintura para arriba arremetían contra la vida al grito de “el aborto es sagrado”. Días después y con motivo de la fiesta de la Hispanidad, al tiempo que Barcelona se llenaba de banderas españolas y buen ambiente, se desnudaban en la capital en lo que denominaron “desfile alternativo” y que cualquiera con dos dedos de frente llamaría payasada. Se trata de las feministas de Femen, una organización radical de corte marxista creada en 2008 en Kiev por la ucraniana Anna Hutsol. Su aspiración: hacerse con el control del movimiento feminista europeo. Para echarse a temblar. Entre los objetivos de Femen está, cómo no, acabar con la religión. La anarquista activista tunecina, Amina Sbui, abandonaba recientemente la organización entre acusaciones de islamofobia contra sus compañeras. Un genio esta Sbui. La algarada más destacada de las chicas de Femen, corría el año 2012, fue el derribo de una cruz católica erigida en Ucrania en honor a los millones de católicos residentes en países del Este víctimas de las persecuciones del comunismo. Ya se pueden imaginar la indignación de la población ucraniana, sometida durante décadas por el criminal régimen soviético. Se tendrán que sentar en el banquillo. Vestidas.
Y es que Femen es una organización que defiende la ideología totalitaria que causó millones de muertos en el siglo XX. Sustituyendo en su bio-ideología la lucha de clases marxista por la lucha de sexos. Algo similar a lo que en España vienen defendiendo feministas significadas desde hace años. Hombres y mujeres en permanente lucha. Las relaciones sexuales serían, según ellas, relaciones de poder y, por tanto, políticas. El sexo no es un dato biológico, sino una construcción cultural. Es el famoso “la mujer no nace, se hace”, de la esclava sexual de Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, a cuyas teorías han sumado la teoría de la represión de Foucault, algo de Nietzsche y un mucho de Marx. También algo de John Money, creador del término género, o de Kate Millet.
Hasta ahora estas mujeres, creen que la transgresión y la rebeldía consisten en pasearse en pelotas por todas partes, no eran conocidas en nuestro país. Más ahora que España, país en que el desfasado movimiento igualitario defiende teorías estadounidenses de los años 70 superadas en el mundo civilizado, se ha convertido en caricatura de todos los males nihilistas europeos, han decidido hacerse con la vanguardia del feminismo español.
Prepárense. Van a ver más pechos en los telediarios que en las playas en verano. Pechos contra la libertad.