Hay una alarma tardía después de que Félix de Azúa escribiera en El País sobre Podemos y la Universidad, denunciando la corrupción -económica e intelectual- de las cátedras, y de todo ese mundo endogámico y sovietizante nacido al amparo del claustro. Lo extraño es que alguien se extrañe, sobre todo desde las páginas de El País, porque era imposible imaginar otro resultado tras tres décadas de educación socialista y un revisionismo histórico -impuesto por ley- que ha convertido en héroe a García Atadell.
Hace ya muchos años (seis o siete) que en el semanario Alba se publicóun reportaje señalando a Pablo Iglesias y a Monedero como líderes de la izquierda que ya se desperezaba, bien amamantada por la subvención: cachorros de zetapé, populismo venezolano y guerracivilista que se expandía por la universidad casi como en un modelo legal de impuesto revolucionario. Llegamos a entrevistar a profesores que sólo accedían a hablar con nosotros si les asegurábamos que camuflaríamos su identidad, la misma condición que ponían los pocos alumnos que se atrevieron a contarnos sus experiencias. Casi parecía que estábamos haciendo un reportaje en norcorea o en Cuba. En la redacción concluimos que el club soviético de la Complu tenía mucho más futuro que el blandiblúde las NNGG, pero al publicarlo -junto a los contactos de aquella Facultad con el 13-M, el mundo proetarra, o el indigenismo- nos miraban como impenitentes agoreros, como si estuviéramos trastornados por la guerra fría y viéramos agentes de la KGB en todas partes. Lo cierto es que teníamos menos éxito que Sarah Connor advirtiendo del peligro que implicaba Skynet, y menos credibilidad que Gulliver describiendo su reino dominado por caballos.
Sucede que en periodismo -sobre todo en el de ahora, en el que sólo importa el ahora-, las profecías no tienen un reconocimiento excesivo, ni siquiera cuando aciertan de forma tan literal. De hecho estos días circula por las redes sociales un enlace a otro visionario titular, en este caso referido a la supuesta promesa que le hicieron a Bárcenas -en julio de 2013- cuando el tesorero amagaba con tirar de la manta y llevarse al Partido Popular por delante: “Si hablas, tu mujer iráa prisión; si callas, caeráGallardón y se anularáel proceso”. A continuación se enlazaba el desarrollo del caso, la depuración de Gallardón y la nulidad de las pruebas obtenidas en Suiza, que amenazan con liquidar el proceso. De hecho la defensa ya estápidiendo la excarcelación, o sea, en realidad lo que exige es el estricto cumplimiento de su pacto. Y por si quedara algún cabo suelto, también veremos como el juez Ruz abandona su despacho, lo que nos permite formular otra profecía tan inútil como fácil: el que le sustituya seráun hombre dócil.