La violencia que se vive hoy en España no es una postal ni aislada ni coyuntural. Es el producto de un largo proceso de deterioro y de permisos concedidos al buenismo woke que viene minando las raíces de la cultura occidental.
El escritor Yascha Mounk, un estudioso del auge populista, explica que la actualidad es consecuencia de una recesión democrática cuyo origen se ubica allá por la caída del Muro de Berlín. Tras ese enorme triunfo de la libertad, Occidente interpretó que había ganado la pulseada a la opresión y las democracias liberales se quedaron reposando en la victoria mientras el deterioro de las instituciones continuaba de forma pacífica, las aspiraciones democráticas de los países autoritarios caían y, sostiene Mounk, aumentaba la asertividad de las tiranías, en tanto las democracias se fueron mostrando cada vez más laxas en la defensa de sus propios principios y valores.
Pone de ejemplo de esta conducta la tolerancia del mundo libre por personajes como Vladimir Putin, un personaje autoritario que lleva más de 20 años usando la guerra, los asesinatos y los crímenes de la humanidad como arma política.
Ahora esta descripción parece casi obvia, particularmente en España cuyo último capítulo de la violencia política es el atentado sobre la vida de Alejo Vidal Quadras, político de 78 años de dilatada trayectoria pública como líder del PP de Cataluña primero y luego, como uno de los fundadores del partido político VOX.
La escalada de violencia e intolerancia ya son explícitas y resulta imposible desvincularlas de la influencia del actual presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que viene forzando acuerdos con fuerzas de dudosa legitimidad democrática en aras de obtener los votos necesarios para alcanzar un nuevo mandato.
Por estas horas y tras haber sellado uno con Esquerra Republicana (fuerza que de republicana solo tiene el nombre) cerró otro con el Junts per Cataluña, el partido del fugado Carlos Puigdemont, quien se rehusa a volver a España para evitar la cárcel. El corazón del compromiso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y los independentistas catalanes, avalado por la izquierda recalcitrante de Sumar, es una ley de amnistía que alcanzaría a más de 1000 personas, en la actualidad procesadas.
El pacto sellado con Esquerra Republicana tiene que ver con la condonación de una parte de la deuda que mantienen con el Estado y el traspaso de la competencia de los trenes regionales.
Estos acuerdos de cúpulas políticas, aparentemente inminentes, han desatado la indignación de todo el arco político que los considera contrarios a la misma Constitución y hablan de una suerte de dictadura de Sánchez que se ha entregado al chantaje de las peores expresiones políticas del país para mantenerse en el poder.
El líder de VOX, Santiago Abascal, frente a lo que él llama un «acuerdo golpista» ha convocado a la nación a la “resistencia civil que solo acaba con el dictador en el banquillo o los que nos oponemos en la cárcel”. Abascal recalca que se está frente al mayor ataque a la unidad nacional de todo el período democrático, mientras que los principales referentes del Partido Popular también han expresado su más enérgico rechazo al intento de Sánchez de continuar en el cargo a través de estas prácticas.
Independientemente del desquicio que está provocando el presidente del gobierno en el país, la violencia y el estado de movilización y enfrentamiento con el que ha alterado la vida cotidiana de la sociedad, tiene que solucionar el obstáculo legal que pesa sobre la amnistía impulsada. La letra de dicha ley, que aún no se ha hecho pública, se conocerá en estos días. Mientras tanto, la Asociación de Fiscales manifestó su preocupación ante el acuerdo PSOE-Junts en tanto «quiebra la separación de poderes». En la misma dirección se han pronunciado el Colegio de la Abogacía de Madrid, el Consejo General del Poder Judicial, las Asociaciones de Jueces, la Asociación Cuerpo Superior Inspectores de Hacienda y el Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social. Estas y otras instituciones representativas de la sociedad española se han manifestado frente a la gravedad del hecho político que intenta perpetrarse.
Como si todo esto no fuera suficiente como muestra de la descomposición institucional que prometen las medidas por adoptarse, hay otro dato grave que merece señalarse: la efervescencia callejera que espontáneamente ha surgido; miles de ciudadanos preocupados se movilizan en la vía pública y se manifiestan pacíficamente contra el plan de Sánchez y el separatismo de quebrar la unidad de España, lo que ha forzado el enfrentamiento entre la población civil y la policía nacional española. Barricadas, vallados y detenciones innecesarias están provocando una grieta dañina al solo efecto de sostener el capricho de Sánchez de quedarse. La convivencia pacífica está siendo alterada desde el vértice mismo del poder político, lo que contradice el espíritu más elemental del sistema. Las autoridades están para gestionar y asegurar la paz social.
Claramente España se encuentra sumida en su problema; el país está en peligro; hay quienes ven en los acontecimientos de las últimas semanas los prolegómenos de una guerra civil y es válida la preocupación de los habitantes por el desarrollo de los acontecimientos políticos. Su ejemplo es altamente ilustrativo para Occidente. Esos permisos que se le concedieron a las fuerzas antidemocráticas que menciona el profesor Mounk, la displicencia de votar individuos y propuestas que no garantizaban y hasta despreciaban los valores nacionales como si eso no tuviera consecuencias dramáticas los enfrenta hoy a una realidad de enorme magnitud, con final abierto.
Dios quiera que España esté a tiempo de resolver este conflicto sin secuelas devastadoras y que sirva para despertar la conciencia de quienes no habían visto en la política woke, el huevo de la serpiente para las democracias liberales de Occidente.
«La libertad nunca está a más de una generación de su extinción. No la transmitimos a nuestros hijos en el torrente sanguíneo. La única manera de que hereden la libertad que hemos conocido es que luchemos por ella, la protejamos, la defendamos y luego se la entreguemos con las lecciones de que en su vida deberán hacer lo mismo» Ronald Reagan.