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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Por qué no denuncian?

15 de agosto de 2013

Por cómo actúa mucha gente normal son muchos los robos y demás faltas que quedan sin denuncia por la incomodidad que supone acudir a la comisaría de policía y hacer todos los trámites del mundo sabiendo que difícilmente recuperarás el teléfono robado o los cincuenta euros sustraídos por el delincuente. Además si lo detienen, a la media hora –es una falta– está en la calle. Por cómo actúan los personajes del mundo de la telebasura está claro que son gente especial. Hay que ver con qué celeridad y facilidad se dirigen a la justicia a poner denuncias. Tantas que son capaces de bloquear la justicia española –con tasas y sin ellas–. La última en presentar una denuncia por supuestos delitos de amenazas e injurias a varios participantes y colaboradores del Campamento de Telecinco ha sido Lucia Etxeberría. Van porque quieren. Les pagan un dineral y terminan en los juzgados. Raros.

Y ya dentro de la rareza suprema están los políticos del Partido Popular que confían mucho en la justicia, se encomiendan a ella, pero sólo se acercan ante la institución cuando son citados. Hay que ser muy raro, o tener mucho que tapar, para no interponer denuncia ante los siguientes supuestos hechos. Por lo que parece y declaran –incluso mintiendo en el Congreso– han tenido trabajando en el partido a una persona, durante un montón de años, a quien pagaban por nómina un dineral. Era tan valioso que incluso cuando ya “no estaba en el partido” le asignaron nómina, chófer y despacho, por no trabajar. Muy raros. Pero resulta que ahora esa persona es un “delincuente” –así lo denominó, sin presunto, el portavoz en el Congreso Alfonso Alonso– que se ha llevado un montón de millones de euros a Suiza, EEUU y quién sabe a dónde más. Le llaman delincuente porque quieren hacer ver que el dinero que tiene Bárcenas lo ha robado al partido como se deduce de las contundentes palabras de los dirigentes del PP Vasco que nadie ha desautorizado. Ante esa situación surge una pregunta lógica: ¿Si les han robado cincuenta millones de euros por qué no denuncian al delincuente?

Para que Bárcenas pudiera llevarse ese dinero del partido, por algún sitio tuvo que entrar. Ya lo sabemos: las donaciones incontroladas –a lo bestia– cuya gestión era responsabilidad de un tesorero de ochenta y pico años que ha sufrido un ictus y dos caídas. Porque de esas menudencias, sometidas a una ley, no se encargó nunca ningún Secretario General del partido. Como han explicado en sede judicial –sin poder mentir– en el PP no existía ningún control en cuanto al cumplimiento de la Ley Electoral y de la Ley de Financiación de Partidos Políticos. Otro escándalo más. Con un par. Cada vez que abren la boca o mienten o la lían.

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