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Abogado franco-argentino, director del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP) en Madrid
Abogado franco-argentino, director del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP) en Madrid

¿Quo vadis Francia?

7 de mayo de 2022

Las recientes elecciones presidenciales en Francia dejaron el país fracturado. Cuatro días apenas de terminada la segunda vuelta, el 55% de los franceses consideraba que la reelección de Macron era algo malo para Francia. 

Macron se benefició, una vez más, del cordón sanitario recuperando el voto de las izquierdas, el voto de los boomers, el voto comunitario (85% del voto musulmán) y algo del voto de la derechita cobarde también. 

Marine Le Pen (…) no pudo con el sistema que se obstina en presentarla como la enemiga pública número uno

Marine Le Pen, mejorando su anterior prestación (obtiene un histórico 41,45%), no pudo con el sistema que se obstina en presentarla como la enemiga pública número uno, dejando de lado los grandes males que aquejan a la sociedad francesa: inmigración descontrolada, inseguridad, etc. 

El gran ganador, sin embargo, parece ser el tercero en discordia. Apenas conocidos los resultados de la primera vuelta, Mélenchon admitió su derrota y ausencia en la segunda, pero anunció también que estaría presente y ganaría la tercera vuelta. Hacía referencia a las próximas elecciones legislativas del mes de junio. 

Mélenchon (…) es la segunda personalidad política favorita de los franceses… y, mal que nos pese, ha logrado crear una esperanza política

De lo dicho al hecho, ha logrado reunir bajo una misma bandera a las tropas dispersadas de la extrema izquierda para presentar batalla junto con los ecolocos, los sobrevivientes del finado partido socialista y los comunistas. Mélenchon, según una encuesta reciente, es la segunda personalidad política favorita de los franceses… y, mal que nos pese, ha logrado crear una esperanza política. 

Viene pisando terreno y molestando a Macron que ya no está tan seguro de que las elecciones legislativas sean una mera formalidad para lograr la mayoría ansiada en el Congreso de diputados. De aquí al 12 de junio queda un poco más de un mes y no es imposible que la imagen positiva de Mélenchon siga creciendo mientras que la Macron se desgaste al inicio de su segundo mandato. Por más que Macron haya rebautizado, en un toque de marketing, su partido en Renacimiento, el renacimiento pareciera estar del lado de Mélenchon.   

Hasta aquí el lector habrá comprendido que el riesgo en Francia ya no es de tener un parlamento de izquierda, sino uno de extrema izquierda. 

Entretanto, ¿la derecha? Bien, gracias. Marine Le Pen, luego de señalar como Mélenchon la importancia de la tercera vuelta, está inaudible y descansando en su casa. Zemmour, desfavorecido por el resultado de la primera vuelta, ha alertado sobre el riesgo de afrontar un bloque unido de izquierdas y ha pedido, por todos los medios posibles, una unión de listas con la Agrupación Nacional (RN). Pero parece que el partido de Marine agrupa solo en el nombre, porque en los hechos y pese a las concesiones que el partido de Zemmour estaba listo a aceptar en pos del interés de una unión de derechas en Francia, ya ha anunciado que irá solo a competir por los puestos de legisladores. Tal vez un poco embriagados por el numero de votantes, Agrupación Nacional no ha sabido, como sí lo hicieron a la izquierda del escenario político, guardar rencores para intentar darle combate a la siniestra de Mélenchon. 

Incluso, parece que los rencores se hayan potenciado. Uno de los consejeros de Marine Le Pen, respondiendo a la prensa una pregunta sobre una posible alianza con el partido de Zemmour, contestó: “-¿Usted sale de vacaciones con el amante de su mujer? Pues igual. No nos presentaremos a las elecciones con quienes nos traicionaron, escupieron e intentaron matarnos”. 

La inmigración y la inseguridad seguirán aumentando, y la fuerza de la demografía seguirá cambiando el rostro de Francia

Así va el país. Con Macron a la cabeza y Mélenchon pisándole el estribo, es probable que Francia siga a la deriva. En ese escenario tal vez la Agrupación Nacional obtenga algunas bancas en el Congreso, pero no el número de escaños suficientes para consolidarse como primer partido de oposición. 

Si los partidos de Le Pen y de Zemmour no logran, de alguna manera u otra, un acuerdo para presentar listas comunes, entonces es casi inevitable que el primer partido de oposición sea la unión de izquierdas capitaneada por Mélenchon. El resultado sería catastrófico. Sería también paradójico, cuando se sabe que Macron fue reelecto gracias al reporte de los votos de Mélenchon… 

Mientras tanto, la inmigración y la inseguridad seguirán aumentando, y la fuerza de la demografía seguirá cambiando el rostro de Francia. 

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