«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Racionalidad económica

11 de junio de 2014

Las prospecciones petrolíferas en aguas próximas a las Islas Canarias han despertado un alud de protestas de un nutrido grupo de organizaciones ecologistas, partidos políticos y agrupaciones ciudadanas con el propósito de detener estas actividades y barrar el paso a cualquier posibilidad de explotación de las reservas de hidrocarburos que atesoran los fondos marinos de esta zona del Atlántico. Se trata del mismo tipo de movimientos de oposición que tradicionalmente viene sufriendo la energía nuclear y que, más recientemente, ha empezado a suscitar la industria de extracción de gas no convencional mediante la técnica del fracking. La característica común de estos debates públicos, muchas veces trufados de violencia callejera, es el rechazo a cualquier posibilidad de análisis racional, objetivo y científico de la cuestión. En el caso de la posible extracción de petróleo en Canarias, los argumentos a considerar antes de poner en marcha una operación de rechazo frontal, son muchos y de peso. La elevada dependencia de España del suministro de combustibles fósiles procedentes de otros países con el consiguiente perjuicio para nuestra balanza de pagos, la considerable distancia de las eventuales plataformas de perforación de la costas del archipiélago, los miles de puestos de trabajo directos e indirectos para una región fuertemente castigada por el desempleo y el avanzado nivel de la tecnología disponible que garantiza una seguridad del funcionamiento de las instalaciones hasta límites perfectamente aceptables desde una perspectiva riesgo-beneficio, son olímpicamente ignorados por los movimientos de protesta, única y obsesivamente atentos a las escasamente probables consecuencias negativas sobre el medio ambiente.

 

La forma inteligente de afrontar estas agrias polémicas no es otra que una información exhaustiva, transparente y verificable a los ciudadanos y la plena disposición a participar u organizar sesiones abiertas de discusión con municipios, asociaciones cívicas, ONGs, fuerzas políticas y entidades de todo orden para aclarar dudas, presentar datos, examinar estadísticas y dar a conocer experiencias ya en marcha que el tiempo ha demostrado económicamente rentables e inofensivas para el entorno natural. Esta aproximación al problema se ha probado en otros contextos y lugares con gran eficacia y excelentes resultados. No hay, pues, que inventar nada, basta con imitar buenas prácticas, sin complejos y con convicción. Eso sí, se necesita coraje, credibilidad y capacidad de comunicación. En fin, lo de siempre, y por eso estamos como estamos.

Fondo newsletter