Un grupo de salvajes perpetra una masacre y, de paso, alumbra un sinfín de retrasados morales. Hay quien ve terrorismo en todas partes hasta que se lo ponen delante. Ahí todo son peros.
Los retrasados morales son cobardes necesarios, entre otras cosas, para que triunfen los malvados. Pero en España los tenemos gobernando. A los malos y a los retrasados. Israel acaba de sufrir su 11M, su 11S. Y parte de nuestro gobierno se pone del lado de los terroristas. Hay ministros, ministras y dirigentes políticos que alertan sobre el terrorismo machista, climático, homófobo, laboral o fiscal. Pero llegó Hamás y la palabra desaparece de su vocabulario. Balbuceos, peros y justificaciones. Un retrato amoral.
Nuestro Presidente, en un mismo día, advierte del asesinato de una mujer y del «fallecimiento» de otra. La primera fue víctima del «terrorismo machista»; la otra, del terrorismo de Hamás. ¡Hay clases! Izquierda Unida y Podemos se ausentan del minuto de silencio por la sevillana que asesinó Hamás. Yolanda Díaz hace pucheritos. ¿Por las víctimas israelíes? No, porque se acaba la ayuda «humanitaria» que usan los asesinos para armarse. ¿En qué se parecen los terroristas palestinos y Pablo Iglesias? Ambos han sido financiados por Irán. Mónica García, líder de Hamás Madrid, «lamenta la muerte de una española» en la masacre. Mónica y Yolanda tienen en su equipo a un eurodiputado que se fotografía con los salvajes que irrumpieron en Israel y a una diputada que se manifiesta estos días a favor de Palestina.
Errejón se atraganta. Él, tan listo y locuaz, siempre núcleo irradiador, es incapaz de pronunciar «terrorismo». Mujeres violadas, raptadas, asesinadas, cuerpos profanados que se muestran como trofeo, pero Irene y Pam, que tuitean un drama diario, atentas a cualquier piquito, callan como retrasadas morales que son. Las artistas que se cortaban dramáticamente un mechoncito, calladas. Los comunistas de IU no dicen ni pío. Juana Belarra se pone un pañuelito palestino. Llaman «derecho a la resistencia» a las barbaridades que cometió Hamás. Armengol, su moral como su ropa, de mercadillo, bloquea la posibilidad de condenar el terrorismo de Hamás en el congreso. ¡Caramba con la forma de hacer política de las mujeres de izquierdas!
Los medios de comunicación también se retratan. Hablan de fallecimientos, de la causa palestina, del apartheid, de que las mujeres del festival de música no sé qué y no sé dónde, y discuten si los bebés fueron o no decapitados. Retrasados morales subvencionados. En la sexta, hay quien acusa a los que se pusieron a bailar «al lado de un campo de concentración». Llevaban la falda cortita, se ve. En la ser y el país «se encuentran cuerpos» en el desierto. Encuentros en la tercera fase del retraso moral. Newtral dice que Hamás es un «grupo militar palestino». El Gara o el Eguin de Mertxe Aizpurúa crearon escuela. Algún joven progre y enano que se escandaliza por cualquier cosita que dice Trump anda factchequeando el número de criaturas asesinadas y su decapitación. El negacionismo cuestionó cámaras de gas y ahora bebés decapitados.
Somos uno de los países civilizados peor retratado por estos terribles acontecimientos. Debiera ser al revés: aquí hemos tenido, tenemos, nuestro propio Hamás. Pedro Sánchez acaba de sentarse con ellos: les pide su apoyo para gobernar.
