Ni grandes ni pequeñas, fuera de los habituales ‘conejos’ en las chisteras presidenciales y que suelen ser exhibidos en éstas ocasiones para regocijo de propios y perplejidad de extraños. Con Zapatero fue el ‘cheque bebé’, con Rajoy la tarifa plana de los cien eurillos para creadores de empleo estable… qué más da. La cosa es intentar impresionar al respetable y animar el cotarro, aunque crítica y público estén ya muy curados de espanto.
Nos llamó la atención la desesperación de Rubalcaba, que volvió a sacar al parque al ‘doberman’: ‘¡es usted de derechas!’, escupió a la cara de un Rajoy que le miraba con cierta perplejidad –pues es usted el único que me lo dice, debió pensar el gallego- . Mal, muy mal debe estar en la izquierda si, a pocos meses de una cita europea en la que los dos grandes se van a pegar –a la luz de las encuestas- una bofetada de dos orejas y rabo, tienen que empezar otra vez a pasear a éstas alturas el brazo incorrupto de la derecha española por calles y pueblos de España (¿recordará por cierto Rubalcaba el nombre de su país? )…
Rubalcaba, el tiempo se te acaba. Si las grandes cifras macro van acompañadas de dinerito real que, poco a poco, pueda regresar a los bolsillos de los sufridos españolitos, si buena parte de tus votantes del Ebro para abajo reflexionan y valoran si merece la pena seguir votando a unos tipos que se avergüenzan de su país y de defender en el Congreso nada menos –y nada más- que la unidad de España, si consumas la felonía de permitir que tus compinches navarros vayan del bracete de los proetarras para desalojar a UPN y quedarse con el poder y si no dejas de atacar patéticamente la presunta corrupción ajena olvidando tu propia coyunda de la hermandad del langostino socio-ugetero andaluz, estás muerto políticamente en pocos meses. Y ese día, sólo ese día, descubrirás que buena parte de tus votantes eran de derechas… pero aún no lo sabían.
