«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Salvar a Cuba es salvar a Iberoamérica

9 de octubre de 2022

Sí, es sabido: la pesadilla empezó en Rusia en 1917 y desde entonces no se ha detenido; hoy es más evidente que nunca con la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, y su amenaza nuclear.

Sin embargo, la pesadilla para Iberoamérica se inició en Cuba, mucho antes de 1959, cuando el comunismo se infiltró en la isla, e inició su trabajo de zapa desde los años veinte, incluso antes. Lean, por favor, ‘Soviet Caribeño’ de César Reynel Aguilera, y los libros de Juan Bautista Tata Yofre.

Sesenta y tres años después del gran engaño que supuso la revolución castrista, en poco tiempo desenmascarada en comunista, el terror continúa haciendo estragos en la isla con su trabajo depredador, inhumano, criminal… 

Y, lo peor es que el producto de marketing creado por Fidel y Raúl Castro (aunque no solamente han sido estos dos los culpables), sedujo como seducen las mentiras más impías, apoderándose de las almas, desgarrándolas hasta la muerte de cientos de miles de personas inocentes, por el mero hecho de pensar distinto.

La única frase que debiera guiar al pueblo cubano en su lucha definitiva por su libertad es la de ‘Patria y Libertad’

La cabeza de la hidra es Cuba, recuérdenlo. El cerebro maldito está todavía en el Comité Central de La Habana. 

Cortar esa cabeza de un tajo es ahora más necesario que nunca. Todo se acabaría descabezando al monstruo, despojando del poder a esa familia mafiosa cuyo apellido es Castro, y a sus secuaces.

Descabezando a la hidra salvaríamos a esa pobre isla, tan malquerida, tan olvidada, y dolorosamente solitaria.

Salvando a Cuba, salvaríamos a Venezuela, a Nicaragua, a todos esos países hundidos bajo la bota corrupta y asesina del comunismo. Salvando a Cuba salvaríamos inclusive a España, a Europa, a Ucrania. ¿Por qué creen que Putin saca invariablemente la cara por Raúl Castro, como hace poco también lo hizo Bergoglio, el Papa de la vergüenza? 

¿Por qué creen que Cuba apoya la invasión rusa en Ucrania junto a Corea del Norte e Irán, sin importarle las masacres bajo las órdenes del -¿antiguo?- oficial de la KGB en ese desdichado país.

Es la razón por la que es tan importante y necesario que cuando hablemos de Cuba se hable desde la experiencia de todos estos años desvividos bajo la tiranía, con consciencia y consideración frente a las víctimas, sin ningún tipo de concesión ni negociación -lleve el nombre que lleve-: cambio-fraude, o como intenten embaucarnos bajo lemitas que fueron antaño consignas de Fidel Castro, véanlo aquí en 1999, como el ‘Patria y Vida’, que pudiera conducirnos a que el régimen al final la acepte como frase emblemática que incite al levantamiento del embargo de Estados Unidos. 

¿Qué pasa con las mujeres cubanas y con las valientes mujeres iraníes que frente a las mujeres europeas se hallan tan solas y abandonadas?

La única frase que debiera guiar al pueblo cubano en su lucha definitiva por su libertad es la de ‘Patria y Libertad’, de José Martí, una oración eterna a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona mambisa de todos los cubanos, y la Constitución de 1940 que representa al soberano.

Hablar de los presos políticos cubanos es hablar de los presos de Corea del Norte, de los que nunca nadie habla; siendo los dos países que llevan más tiempo sobreviviendo bajo tiranías totalitarias comunistas, de los presos venezolanos, nicaragüenses, chinos, uigures, iraníes. 

Por cierto, en otras ocasiones lo he dicho y subrayado, ¿qué pasa con las mujeres cubanas y con las valientes mujeres iraníes que frente a las mujeres europeas se hallan tan solas y abandonadas? 

¿Por qué un bisoutage en un colegio mueve más a los políticos que los asesinatos de las jóvenes iraníes bajo el yugo de los mollah? 

¿Por qué las mujeres cubanas padecen enfermedades y muertes, distanciadas de sus hijos y familiares, sin que nadie las mencione y exijan su libertad mediante reclamos constantes, pidiendo la libertad de sus países? 

No basta cortarse un mechón de pelo, sólo para quedar bonita o graciosa como progre solidaria. No, hay que implicarse más en esta lucha por la libertad del mundo, porque de eso se trata, de la libertad de Cuba, de Iberoamérica, y. de la del mundo.

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