La carta de navegación de las empresas competitivas recibe el nombre de āmisiónā. Sin ella, el rumbo no estarĆ” estratĆ©gicamente definido y las posibilidades de naufragar empresarialmente se multiplican. La misión, consecuentemente, guĆa a las empresas para poder navegar a largo plazo.
Del mismo modo y para orientarse a corto-medio plazo, las compaƱĆas ganadoras elaboran un plan estratĆ©gico en el que proyectan sus objetivos.Ā Ā
Al igual que hacen las empresas que saben timonear, la sociedad civil española tuvo que diseñar durante las tres últimas décadas una ruta de navegación, al objeto de guiar a nuestra democracia y protegerla del peligroso oleaje que producen los abusos del poder.
Por el contrario y debido a una escasez de cultura democrÔtica, los españoles hemos delegado esta función de control en el propio sistema, es decir, en la corrupta partitocracia. Incumpliendo con ello nuestras obligaciones para con la democracia.
Los ciudadanos permitimos que el pseudo Estado de Derecho espaƱol blindara al Estado (bipartidismo), y maniatara paralelamente al Derecho (ciudadanos). Puesto que tanto el PSOE en 1985 como el PP en 2013, secuestraron sucesivamente a nuestra Justicia.
Igualmente, los espaƱoles tampoco quisimos contrarrestar el excesivo poder que el finiquitado y corrupto RĆ©gimen del 78 otorgó a los partidos polĆticos. Y debido a nuestra cobardĆa, la omnipotencia del PP-PSOE-CiU ha convertido a EspaƱa en una cleptocracia, politizando la Administración e interviniendo la economĆa.
Por tanto y contradictoriamente, los culpables del fracaso del sistema somos los ciudadanos, que acomodados en un irreal Estado del bienestar, hemos creĆdo que la libertad y la democracia son tĆtulos nobiliarios y, por consiguiente, podrĆamos heredarlos por derecho. La ausencia de una sociedad civil activa en EspaƱa ha provocado el ābienestar del Estadoā y el malestar de los ciudadanos.
El resultado no es otro que la podredumbre actual, que en forma de corrupción sistĆ©mica e institucionalizada estĆ” sepultando nuestro proyecto de democracia.Ā
ĀæQuĆ© podrĆa hacer la sociedad civil, actualmente y sin mirar atrĆ”s, dado el entorno de crispación social creado por la corrupción polĆtico-sindical?Ā
De forma pacĆfica, los espaƱoles podrĆamos ejercer una gran presión social para que el PP-PSOE resucite a Montesquieu.
Ćnicamente una Justicia independiente, que juzgara sin interferencias polĆticas a los polĆticos y sindicalistas corruptos, podrĆa salvar al sistema in extremis. La sociedad civil debe presionar para que los āPoncio Pilatosā que gobiernan los altos tribunales de Justicia espaƱoles no sigan ālavĆ”ndose las manosā. Ā Ā
Para salvar a un equipo de futbol de la quiebra o de un descenso de categorĆa si se movilizan los ciudadanos. ĀæPor quĆ© no lo hacen para salvar la democracia y la libertad? La sociedad civil estĆ” subestimada pero ostenta un gran poder si actĆŗa debida y contundentemente. Ā Ā Ā
¿Un pacto contra la corrupción acordado por el PP-PSOE, dos partidos especializados en encubrir el latrocinio y la malversación de caudales públicos?
El PP-PSOE quiere seguir jugando al āy tĆŗ mĆ”sā, creyendo erróneamente que la corrupción no les afectarĆ” electoralmente, tal como ha sucedido en el pasado. E ignorando que las mejores cartas puede tenerlas un reciĆ©n incorporado tercer jugador, que no va de farol. El encubrimiento de la corrupción polĆtica por parte del PP-PSOE puede provocar que los neomarxistas de Podemos saquen un póquer de ases en las próximas elecciones generales. Y salte la banca. Nunca mejor dicho.
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El sistema polĆtico-económico parasitario y clientelar instaurado en EspaƱa por el PP-PSOE-CiU estĆ” podrido. Para regenerarlo, es imprescindible comenzar por dotar de independencia a la Justicia. Y reducir ostensiblemente el poder de los partidos polĆticos.Ā