«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

Todo ha sido España

4 de junio de 2025

En los periódicos hay que hablar de actualidad, pero lo importante de cada día con enorme frecuencia también pasó hace tiempo. «Deja la actualidad, que se hace sola, / y ve al presente, que te necesita», aconsejan dos versos imprescindibles de Álvaro García. Para salvarnos de la paradoja a los columnistas, acuden en nuestro auxilio las efemérides. Ayer, sin ir más lejos, se celebró el décimo aniversario de la película documental El misterio del palo cortado (José Luis López-Linares, 2015).

La conmemoración se celebró en Jerez, en el Teatro Villamarta, en el marco del evento enológico-gastronómico Copa Jerez. Y fue una delicia. Vimos fragmentos escogidos —bellísimos— de la película, mientras un cuarteto de cuerda interpretaba alguno de los temas de la banda sonora, obra del compositor Jorge Magaz. Entre pieza y pieza, conversaban sobre la película, acompañados de cuatro palos cortados sucesivos. 

El «trasiego» de la banda sonora para orquesta a cuarteto de cuerda fue estupendo, como con otra solera. Los sonidos a madera de violines, viola y violonchelo evocaban el roble americano de las botas, y los arcos que subían y bajaban, vibrantes, eran venencias exactas y alegres. La conversación estuvo a la altura.

Se nos contaron cosas importantes. Un consejo esencial que emana de una práctica de López-Linares en la fase final de producción de su película. Entonces comunica a su equipo: «Ahora hay que tirar lo bueno», porque ya todo lo que tienen vale, pero han de quedarse sólo con lo excelente. Quien se conforma nada más que con lo bueno, malo: renuncia a lo sublime. Es un gran contraste con la situación actual española, ¿verdad?, donde lo bueno se tira pero para regodearse en lo peor. Jorge Magaz hizo otra defensa de la selección exigente, para cuando hay que abreviar y concentrarse: «Tiene menos notas, pero hay que poner más pensamiento en ellas». Y una tercera lección artística. El final de la película lo elige la obra, ya no el director. La obra rechaza lo que no es coherente con su naturaleza.

Todo lo cual tiene implicaciones políticas, espero que esperanzadas. López-Linares citó a Jorge Manrique, que escribió sus Coplas en Jerez de la Frontera, por cierto. «Recuerde el alma dormida,/ avive el seso y despierte», y subrayó la implicación: para avivar el seso y para despertar, primero hace falta recordar. Sin pasado, no hay futuro. Sólo un país que tiene presente su historia puede rechazar las falsificaciones y tirar hasta lo bueno, no digamos ya lo pésimo, cuando no es excelente.

Pensé en Jorge Luis Borges, cuando escribió aquello de que, después de una vastísima obra, en la que el personaje de su poema había pintado de todo, cuando al final echó una mirada comprehensiva, vio que había dibujado la imagen de su cara. Porque a López-Linares le pasa que durante toda su vida profesional, con decenas de películas variadísimas, ha filmado la imagen de su patria. Nos contó: «Todo ha sido España», sus artistas, sus músicas, sus costumbres, sus vinos, sus aceites, Hispanoamérica…». No ha sido una decisión premeditada. Se ha dado cuenta después. Carácter es destino.

Este patriotismo entrañable, operante, hermosísimo nos hace mucha falta. Para luchar contra lo que tenemos enfrente hemos de amar lo que tenemos a la espalda. Y también lo que tenemos cerca. Como nos advierte Fabrice Hadjadj: «Si no nos dejamos conmover por la belleza de las cosas, nuestros lamentos por verlas arruinadas no son más que griterío vacuo». La cámara de López-Linares lleva años conmoviéndonos por la belleza de lo que todavía conservamos y de lo que todavía recuperaremos. Están arruinando muchas cosas en la política, en la sociedad y en la cultura, pero nuestra defensa de ellas no será jamás una cháchara vana porque las defendemos con conocimiento de causa, estremecimiento de belleza y alegría de verdad. Si palos, palos, pero empezando siempre y terminando también con palos cortados.

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