Ignacio Fernández Toxo, el líder de Comisiones Obreras, heredero de Marcelino Camacho, fue trostkista (de la LCR) en su juventud. Luchaba por las libertades sindicales en Bazán, fue condenado a prisión por el franquismo, pero se ha convertido en un caradura, porque autoriza o consiente y -en cualquier caso- se beneficia de las actividades anti-sociales, contrarias a los trabajadores y a todos los españoles de su sindicato dice que comunista.
No me importan esos cruceros por el Báltico, en los que se pone corbata para sentarse a la mesa del capitán del ”Barco del amor” (este es un caso de español muy singular: cuando vuelve de vacaciones, se quita la corbata), ni sus estancias en Madeira; lo importante son las inmoralidades que ha consentido en CC.OO. En lo global y en lo personal. Miren, Bankia ha tenido que “enchufar” 20 millones de euros al “banco malo”, el receptor de activos inmobiliarios tóxicos, que corresponden a inmuebles de promotoras del ladrillo de CC.OO. Igualitas a esas que Toxo denostaba por “especuladoras” y que hemos tenido que acabar rescatando –ya me entienden, pagando- todos los españoles.
Los negocios de CC.OO con el ladrillo de los que vivían tan bien y que relata mi libro con Javier Algarra, “SINDICATOS,S.A.”. El truco es que los representantes de CC.OO. en el consejo de administración de Caja Madrid, les conseguían financiación privilegiada y el sindicato construía “vivienda social”, pero sacando una buena tajada. Hasta ahí nada distinto de “El Pocero” de Seseña; de Fernando Martín; o de Enrique Bañuelos. Pero en nombre de los trabajadores. Luego llegó la crisis y con ella el paro generalizado. No compraba nadie: Llegaron oleadas de impagos de los créditos y, al final, miles de pisos al rescate de todos en el “banco malo” ¿Qué menos que hacerles el mismo reproche que a los de Martinsa-Fadesa?
El “pufo” de las ladrilleras de CC.OO, que llegó a tener en Vitra, la mayor promotora inmobiliaria de España, se ha descubierto cuando el reflotador de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri no ha tenido más remedio que echar al cubo de lo invendible las promociones de los comunistas de CC.OO., con el ex trosko Fernández Toxo, al frente.
En lo personal, cabe recordar que Toxo vive en una Vivienda de Protección Oficial de una cooperativa de CC.OO en Monte Carmelo (Parque Azorín). Cabe recordar que le “toco” uno de los ansiados áticos, nada que ver que él fuera secretario general de la poderosa Federación Minerometalúrgica. Tampoco hay que fijarse en que sus emolumentos por ser consejero de Acelor, 89.418,59 euros, estuvieran fuera de los límites de ingresos para acceder a una VPO (34.000 euros, entonces). Es verdad que entregaba al sindicato el pastón que le daban en Acelor, pero no tenía derecho a deducirlo en su impuesto de la renta como “cuota satisfecho a sindicatos” (Esa casilla de la renta no admite entregas de ese importe) y a aplicarse las retenciones de los ingresos por Acelor; con lo que conseguía que Hacienda le devolviera más de 35.000 euros/año.
Pero volviendo a la actitud pública del sindicato comunista. Hoy declaran dos beneficiados con dinero del fraude conocido como caso de los ERE, es decir dinero para proteger a los trabajadores desempleados que impunemente se llevaban, sin derecho alguno, “intrusos” (¡menudo eufemismo!) en algunos casos de CC.OO. Ahora está en cuestión el ERE de Altadis y lidera el ránking de imputados un sindicalista de CC.OO, nada menos que el secretario de Acción Sindical en Sevilla, Francisco Figueroa.