Hay temas que descomponen. Imaginen: un padre (Manuel Muñoz) que abusa de su hija desde los 6 añitos hasta que ésta cumple los 21. La dejó embarazada en cuatro ocasiones y la Audiencia de Gerona le ha impuesto 13 años de cárcel. ¿Poco o mucho? Pues nuestras leyes no tienen duda de que fue autor de un “delito continuado de agresión sexual” ¿Comoooorrrr? Lo que tenía este monstruo es una esclava sexual a la que depredaba abusando de sus miedos y de que era su padre. Por cierto los señores de la toga le exigen que indemnice a la joven con 90.000 euros, seguro que a estas horas ya se ha declarado “insolvente”.
De manera que 13 años de cárcel (que quedarán en la mitad previsiblemente) por haber destruido alevosamente la vida de una hija. Todo esto es kafkiano y va en el sentido contrario de lo bueno, que es que nunca más veamos episodios así. Los señores de la toga consideran probado que la relación impuesta del padre con la hija era posible en base a amenazas para que consintiera y para que abortara a instancias paternas. En la última ocasión la chica (tenía 18 años) se negó y defendió llegar hasta el final del embarazo. Infelizmente tuvo una niña con invalidez psíquica evaluada en un 80%.
La “pesadilla” familiar acabó cuando la víctima y su madre, la esposa del depredador sexual, huyeron a Alemania en 1994 escapando del agresor. Tardaron en acudir a la justicia y ésta ha funcionado con la parsimonia habitual, por eso la solución que da la Ley a 16 años de abusos y violaciones, llegará tarde y a muchos les parecerá insuficiente. Por ejemplo a mí, aunque el fallo es sistémico pasa por la familia, los educadores, los vecinos y tantos y tantos que miraron para otro lado.