«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Utopía no, tiranía

10 de marzo de 2025

Hace poco un amigo me envió un vídeo donde Leonardo Padura, cómplice del régimen, afirmaba que lo que había en Cuba era una utopía. No vi el vídeo, como tampoco leo los libros supositorios de Padura; este amigo muy alterado me comentó: «Mira lo que dice este cabrón, que lo de Cuba es una utopía. ¡Es una dictadura!».

En efecto, aunque para mi tiranía, fue una dictadura que devino tiranía, totalitarismo a pulso. Comunismo fue desde el primer día, como comunista es Padura. Un comunista tapiñado, aunque desde hace rato ya no tanto. Recuerden su entrevista en el programa de YouTube de Pablo Iglesias, entrevistado por el líder de Podemos, memoricen además sus conferencias, relean sus artículos, pero sobre todo, recuerden cuando Dilma Roussef, la guerrillera terrorista convertida en presidente de Brasil, lo invitó a su despacho y declaró que era su escritor predilecto, con tantos escritores magníficos que hay en Brasil; más tarde Raúl Castro le dio la tarea a Padura de visitar en la prisión al actual presidente corrupto brasileño, Lula da Silva, hasta allí el escribano le llevó instrucciones provenientes del tirano de Cuba. Recuerden también a Leonardo Padura, bocina en mano, en medio de una protesta de comunistas brasileños, exigiendo durante el gobierno de Joao Bolsonaro la libertad de Lula, fundador junto con Fidel Castro de una de las estafas mayores del mundo, el Foro de Sao Paulo.

Padura jamás ha participado en una protesta en Cuba para exigir la libertad de los presos políticos cubanos, él debe de saber muy bien que mientras el preso político negro Orlando Zapata Tamayo moría de sed durante una huelga de hambre en una ergástula del castrismo cundida de ratas, se le rogó a Lula, de visita a Castro entonces en La Habana, que intermediara por la vida de Zapata Tamayo. Lula respondió que «ese negro era un delincuente», y no hizo absolutamente nada. Zapata Tamayo es un mártir y un héroe de Cuba. Lula no es más que un presidente fraudulento y un expresidiario corrupto, como Padura es un escritor concebido por el régimen para acallar a las voces del exilio, a los escritores del exilio, como intentó hacer con Guillermo Cabrera Infante y sigue intentándolo conmigo.

A Padura no sólo lo nacionalizaron español —no recuerdo si bajo el gobierno de Zapatero o de Rajoy, de esa forma vive protegido en su residencia de Mantilla, alejado de La Habana, con los privilegios propios de un chivato— además su editora le forrajeó el Premio Príncipe de Asturias; eso lo sabe hasta el gato en Cuba y fue vivamente comentado en el resto del planeta. Mientras en Cataluña se intentaba dar un golpe de estado por los nacionalistas, algunos de los lectores españoles de Padura le suplicaron en las redes sociales que se manifestara por España. Jamás lo hizo. Padura, como buen comunista, no quiere ni respeta a España, mucho menos a Cuba, su amor y su lealtad es al comunismo y a su residencia en Mantilla, aunque allí no pise con frecuencia. Se dice que adquirió casa en Madrid, y también en Miami, a donde es invitado a las Ferias del Libro de esa ciudad.

Hablemos de sus artículos de doble lenguaje y doble moral. El primer artículo publicado en España de Padura fue para atacarme a mí, en aquel entonces mi segunda novela, La nada cotidiana, que denuncia al régimen castrista, estaba en pleno éxito. Todo hay que decirlo, numerosos envidiosos del exilio se sumaron a esos ataques.. Su artículo pretendió ser una estocada para destronarme y entronizarse él. Cuando la universidad de Valenciennes en Francia anunció que me darían el Doctorado Honoris Causa, los esbirros de la embajada castrista en París, hicieron lo imposible para que en lugar de otorgarme esa distinción se la otorgaran a Padura. Me la dieron a mi. Lo mismo hicieron cuando se enteraron de que había sido distinguida con la Orden de Caballero de las Artes y las Letras en Francia, enseguida un diplomático francés devoto del castrismo removió cielo y tierra para que condecoraran a Leonardo Padura y a Wendy Guerra (esa es otra que bien baila). No repartieron más medallas porque supongo que alguien sospecharía de semejante descaro.

Leonardo Padura es el policía de sus novelas, su alter ego vive en sus mediocres páginas. Es un escribidor más aburrido que las piedras, y para colmo es un lleva y trae del castrismo. Se murió Gabo, el lleva y trae más cobarde del castrismo y lo han pretendido reemplazar por Padura. Es probable que hasta le regalen el Nobel de Literatura, no por escritor, por ñangareta punzó.

Padura fue creado por la tiranía con la complicidad de editoriales y la prensa francesa y española de izquierdas, con la intención de venderlo como un contestatario que vive dentro de Cuba, y que allí presuntamente resiste a lo que para él no existe, la represión del castrismo. Falso. Padura sabe que su discurso es música para las orejas de los tiranos y sus esbirros, porque la partitura es creación de ellos. Como mujer, como escritora, como exiliada, he sido víctima de Mario Conde, el policía alter ego de Leonardo Padura, desde sus páginas me ha atacado mintiendo sobre mi historia personal. No hay nadie que lleve más odio dentro que Leonardo Padura y el sistema que él representa, es el más fiel exponente castro-leninista de aquel Félix Dezerzhinski, el fundador de la Checa, uno de los personajes más oscuros de la historia de la humanidad. El sábado fue el Día de la Mujer, esta fue mi denuncia, aunque no sería la única ni la última. No es utopía, es odio, persecución, muerte en vida, es comunismo.

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