Los austriacos son tipos geniales, astutos. FĆjense: han convencido al mundo de queĀ HitlerĀ era alemĆ”n y de queĀ Richard Georg StraussĀ es vienĆ©s āde toda la vidaā. Nos han vendido que son un paĆs āneutralā, amable y culto y lo hemos comprado. Nos olvidamos que de las āmadresā sociales austrĆacas salió el mayor carnicero de la humanidad. No siento fascinación alguna, ni por elĀ DanubioĀ (que nunca fue azul a su paso por Viena); ni por laĀ Ringstrasse; ni por los ādoraditosā palacios deĀ Sisi EmperatrizĀ y el puƱeteroĀ Imperio AustrohĆŗngaro.Ā
Ese āImperioā no era mĆ”s que una MonarquĆa mal cosida, que apenas duró cincuenta aƱos. AhĆ, los austrĆacos nos volvieron a hacer la āpirulaā. Inventaron una triste historia de amor que encubrió, en lo popular, la responsabilidad en la I Guerra Mundial, unaĀ tragedia de la HumanidadĀ en la que Viena fue todo, menos inocente.
Los vieneses pueden presumir, eso sĆ, de su pasión por la mĆŗsica clĆ”sica. Un purista aƱadirĆa que en sus lĆmites āmĆ”s popularesā, como los valses o las polcas. El negocio del Concierto de AƱo Nuevo ha pagado este aƱo a Zubin Mehta, para que haga de director de orquesta, aunque poco tiene que dirigir el genial mĆŗsico de Bombay. Nada nuevo, todo como siempre (Esa es la gracia). El director puede ser mĆ”s o menos cachondo. Lo demĆ”s estĆ” previsto. Los que pagan las carĆsimas entradas un aƱo antes, y se culi-cuartean en sus incómodas butacas, saben lo que van a ver y eso es lo que les dan. Cada cosa en su sitio. No cabe la polĆtica. Aquello no son los premios Goya. AllĆ no caben dedicatorias ni recuerdos a la alpinista austriaca fallecida en Sierra Nevada hace unas pocas horas. Les duele la pĆ©rdida, claro. Pero eso estĆ” fuera de su cometido, que es tocar y tocar bien.Ā
ĀæSabĆan que hubo un tiempo en el que los artistas de los musicales vieneses se refugiaban en el Paralelo barcelonĆ©s āen pleno franquismo- buscando comida y libertad? Se llamaban: Franz Johan, Herta Frankel o Artur Kaps.
Hoy en Barcelona, lo importante del Concierto de Sant Esteve en el Palau de la MĆŗsica Catalana (el pasado 26 de diciembre) fue la reivindicación polĆtica, imposible en Viena. Fue un acto de reivindicación en el que las banderas āesteladaā y los gritos de: Ā āIn-de-pen-den-ci-a!ā, āIn-de-pen-den-ci-a!ā, hicieron que nadie recuerde quien dirigió ese Ā concierto. Da igual, se trataba de utilizarla mĆŗsica para hacer polĆtica; como antes se hizo con el fĆŗtbol. Ese es un asunto que sigue diferenciando la Europa del norte, de la Europa del sur. En Viena serĆa inconcebible. Sólo los nazis se atreverĆan a sembrar el Concierto de AƱo Nuevo de banderas. AllĆ, si no hay nazis, mandan las flores y las notas musicales. En el sur de Europa, es distinto. A pesar de que el pĆŗblico de estos eventos sea tradicionalmente burguĆ©s y de conservador, a los hijos de esas burguesĆas, les gusta hacer alardes en los ātemplosā culturales sean la Fenice o el Liceu. Es como matar al padre, en tĆ©rminos freudianos (otro austrĆaco). Totalmente absurdo si el padre es de los que te dejan una fortuna en Andorra, creo.
El propio Pujol, jovencillo y puro, se levantó se su butaca aterciopelada del Palau para tirar unas octavillas: āOs presento al general Francoā. Y lo pagó con unos aƱos en la prisión de Torrero (Zaragoza). QuizĆ” aquello agrió su carĆ”cter y le generó una animadversión por la MĆŗsica culta, de hecho el anunciaba a los cuatro vientos ser seguidor de āLos Chunguitosā, eso sĆ, Ā en plena campaƱa electoral. Sólo alguien que guarda una ātiƱaā larga a la MĆŗsica culta hubiera consentido en que su mejor expresión catalana (el Palau) se convirtiera en burdel de la corrupción, lugar de pago de las coimas de Ferrovial a CDC y guarida del āCorleoneā FĆ©lix Millet, que hacĆa propuestas de esas āque se pueden rechazarā. Un dĆa pagarle las deudas de juego a Ćngel Colom (ex presidente de Esquerra); otro pagar sobresueldos como BĆ”rcenas; otro atender gastos de ābuzoneosā de campaƱaā¦Ā
En fin, Ā llevar la marranerĆa supina de la polĆtica al bellĆsimo templo de la MĆŗsica culta es algo que ni a los nazis se les hubiera ocurrido. Algo que nunca debió salir de los despachos de PiquĆ© Vidal, Prenafeta o Miquel Roca. En los de este Ćŗltimo se financiaban las actividades del Partido Popular antes de que a Rajoy le saliera la barba. Nuestro respeto por la cultura es papel mojado. Ya lo ven. Solo en Ā Italia tambiĆ©n pasa. Recuerdo al admirado Riccardo Muti apropiarse indebidamente del āNabucoā para usarlo como jun dardo contra Silvio Berlusconi. Impropio de un tipo culto, eso de no diferenciar lo que uno debe y no debe hacer bajo las musas y con la batuta en la mano. ĀæO es que el maestro Muti no tiene suficiente acceso a los medios para hacer eso mismo sin apropiarse de las notas de Verdi y de todos? En las sociedades poco series, todos se creen dueƱos de algo que no es suyo, o no solo suyo. AhĆ tienen el ejemplo de ālos de la cejaā o los de Podemos, si es que no son los mismos.Ā