«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

De vuelta de todo

11 de agosto de 2014

Como los niños de ahora tienen vocabulario de arrieros, y el porno se ha popularizado como heces de pájaro, y la televisión reconstruye Babilonia programa a programa, tendemos a pensar que nuestra sociedad está muy de vuelta, que no hay vicio que pueda sorprendernos ni pecado que nos ruborice, fundamentalmente porque el pecado ya no existe, eran los padres.

Por lo mismo, ante el hallazgo del botín de los Pujol, no encaja la pose de sorpresa indignada de tanto preboste político y mediático, viejos oligarcas que se han hartado de comer pan tumaca junto al viejo Yoda, o sea, junto a Jordi. Ahora pretenden alejarse de él hasta sus herederos políticos, tan pringados de su misma miasma como un mamporrero de fluidos de caballo. Igual hacen los teleñecos de lo progre, que rasgan un poquito sus vestiduras de marca, tratando de camuflar todos los titulares sumisos y entrevistas masaje que a lo largo de décadas le han concedido, cuando el viejo catalán era un icono perfecto para poder odiar a España y a la vez vivir del presupuesto.

A quien no ha sorprendido que Pujol sea tan ladrón como se descubre -tan siniestro como pareció siempre- es a los españoles de a pie, que sobre los políticos de solera piensan mal y aciertan. La verdad es que cualquiera debía sospechar sólo viendo a su camada -una pandilla de macarras con parné- que parecen del mismo cole que los hijos de Gadafi, con quienes podrían haber jugado a cambiar coches de lujo paleto, como los niños de los otros cambian cromos.

Claro que los paralelismos con la familia libia acaban aquí, porque el rollo multicultural es una mentira muy grande, y nadie va a empalar al deshonrado president. De hecho su crimen más cruel, su delito más obsceno, el haber dinamitado la convivencia de los españoles usando el catalán y el catalanismo como vehículo para inocular el odio en las siguientes generaciones, no será nunca juzgado. Al revés, ya le está sirviendo como atenuante de su mafioso pillaje, porque en el universo progre barrenar las columnas de España otorga más beneficios que para un musulmán morir en guerra santa. Y rodeados de huríes y viejas pesetas algún día se abrazarán Pujol y Bolinaga.

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