Un escalofrío me recorre el espinazo: ¿y si nos mintieron con los muertos de Valencia? Que conste que yo no soy conspiranoico. Incluso creo en el cambio climático. Aunque también es verdad que el clima ha ido cambiando a lo largo de la historia. Basta pensar en la última glaciación. Entonces ni siquiera había tenido lugar la Revolución Industrial. Pero la pregunta me sigue atormentando: ¿Y si nos mintieron con los fallecidos de la DANA? El primero en provocarme dudas fue el anterior director de este diario, Antonio O’Mullony, el día que me fichó. Le mando recuerdos desde aquí. La conversación me quedó grabada como pueden ver. Hasta me acuerdo de que iba en tren. Estaba a la altura de L’Hospitalet. Iba a visitar una librería cercana. Acababa de pasar la tragedia de Valencia y fue el primero en plantear dudas sobre las cifras. Yo, entonces, todavía me creía las fuentes oficiales. Aunque mis dudas no pararon de crecer desde esa conversación.
En primer lugar, porque todo el mundo daba por hecho que el famoso parking de Bonaire sería un drama. Hasta la periodista estrella de La Sexta, Ana Pastor, escribió un tuit el 3 de noviembre en el que afirmaba que el citado aparcamiento «es ya el icono de la gran tragedia de los desparecidos. Y quizá no sea el único».
La Vanguardia, en su edición de la Comunidad Valencia, llegó a afirmar que «la peor pesadilla puede ser realidad: el parking del centro comercial Bonaire en Aldaia». Mientras que RTVE daba por hecho que había «muchas personas desaparecidas porque el parking es enorme». Sin olvidar otros medios, no precisamente de derechas, como eldiario.es: «No se sabe cuánta gente puede morir dentro». Luego, felizmente, no hubo ninguno.
La cifra oficial de víctimas mortales iba creciendo geométricamente hasta que de pronto se encalló. Al final fue de 228 fallecidos, 236 si contamos en toda España porque hubo también en otras comunidades autónomas. Aunque García-Page haya pasado de puntillas. Pero recuerdo a Vicente Vallés, en Antena 3, el 8 de noviembre, dando tres cifras: 211, según La Moncloa; 212, según el Tribunal Superior de Justicia de Valencia; y 215, según el ministro de Transportes, Óscar Puente. Con los desaparecidos pasó más o menos lo mismo. El primero en dar una cifra fue, otra vez, eldiario.es, el día 1, que habló de «1.900». Luego fue bajando. Yo, insisto, tiendo a creerme las fuentes oficiales. En teoría, no pueden mentir. Pero los últimos casos de corrupción del PSOE han sembrado todavía más dudas.
Sánchez ha salido ahora al contraataque, muy en su línea, culpando a «la derecha» de usar el informe de la UCO contra un «Gobierno legítimo». En la rueda de prensa mencionó, si no me fallan las cuentas, a PP y VOX nada menos que en cinco ocasiones. Y lo de la «agenda reaccionaria», otras dos. Es cierto que el informe en cuestión no es una sentencia firme, pero los datos son tan abrumadores que ni el PSOE ni Ábalos ni el propio Santos Cerdán han salido reivindicando su presunción de inocencia. Los audios nos han helado la sangre.
Además, si empezaron falseando los resultados de unas primarias, que son unas elecciones, la base del sistema democrático, ¿de qué son capaces de hacer? Leire Díez también negó haber hecho alguna tropelía con el voto por correo. Pero un alcalde de Cantabria la ha puesto en entredicho. Correos también negó que tuviera nada que ver. Sin embargo, luego han salido mails desmintiéndola. Yo, la verdad, tiendo a desconfiar de una persona que posa antes de una rueda de prensa en tan difíciles momentos.
Hasta han pillado a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, mintiendo en el Senado sobre su relación con Aldama. De decir que ni lo conocía a aparecer pruebas de lo contrario ¡La segunda institución del Estado tras el Rey y el presidente del Gobierno! Bueno, hay que recordar que ya la pillaron tomando unas copas de madrugada en plena pandemia. Y, ya puestos, recordar que Nixon tuvo que dimitir no por el caso Watergate en sí, sino por haber mentido.