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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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Yolanda poliédrica

19 de junio de 2021

Yolanda Díaz no es sólo ministra de Trabajo y vicepresidente tercera del Gobierno, Yolanda ya es personaje. Se gusta y se nota. Cultiva su imagen en contra de las rigurosas instrucciones de Ione Belarra -la Macarra- y se arregla cada día de forma primorosa para regalarnos belleza, liderazgo, política con mayúsculas, sensibilidad, feminismo y, por qué no decirlo, cierta magia. Díaz está que se come el mundo. Le importa un comino que Podemos se lo repartan La Macarra, La Montero y Lilith Nanana; Yolanda sabe que en el momento que ella decida -ni un minuto antes ni un minuto después- se queda con el partido. Mientras tanto, que éstas se entretengan y no molesten. La vicetercera es lista. 

Lo más fascinante de la gallega es la cantidad de registros que domina. Le ayuda mucho su capacidad para exteriorizar sus emociones, su saber e incluso su estado físico. Yolanda Díaz es toda una gama de barbies de la política. 

Debutó la vicetercera, por entonces meraministradeTrabajo, por todo lo alto con su versión Yolanda entusiasta. Fue en la rueda de prensa para explicar la aplicación de los ERTE por fuerza mayor covid-19, con un sorprendido Escrivá acompañándole sin saber dónde meterse -ahora ya se ha acostumbrado al circo-. Es cierto que, en el momento álgido de la pandemia, resultó una comparecencia para algunos de crítica fácil un tanto extemporánea por el excesivo entusiasmo que transmitió de saltito en saltito, pero hay que  reconocer que hubo muchísima gente a la que le gustó su estilo. Hay gente pa tó. 

Eso hizo la vicetercera con nosotros, el pueblo, nos puso un tuit para decirnos que ese día no podía con su alma

Pero Díaz era mucho más que una ministrilla frívola y pizpireta y lo ha demostrado. La Yolanda mística se dio a conocer ya de vicetercera: “Las personas de este país, con su Gobierno al frente, hemos hecho un pacto con la esperanza. No nos valen las soluciones de antaño. No nos vale sino avanzar y seguir dialogando con la esperanza” (léase en tono profundo y susurrante). Esperamos que no sea esto lo que haya mandado a Europa como plan de acción para activar el empleo deestepaís y haya elaborado un documento más sólido, aunque no albergamos ninguna esperanza -nosotros también dialogamos con ella y lo hemos podido confirmar-. Está el empleo en España como para dejarlo en manos de la esperanza. Poco nos pasa. 

Otra cara inesperada de Yolanda, por lo sorpresivo de la situación, se conoció en directo en televisión durante la campaña de Madrid. Ahí conocimos a Yolanda hipersensible. La impresionante reacción llena de sincero antifascismo y santa indignación llevándose las manos al rostro al conocer que Reyes Maroto había sido amenazada le hizo aún más cercana y sensible a sus seguidores -si cabe-. Impactó este aspecto de la vicetercera por su dramatismo. Ni que decir tiene que la foto se emitió en todas partes. También gustó muchísimo nuestra Yolanda hipersensible rota en jirones. Ella también se gustó mucho. 

Yolanda meiga ha dejado en una nube a un millón de españoles que no están ni en el paro ni trabajando

Quizá otra de las claves del éxito de Díaz sea su humanidad. Yolanda se agota y lo dice, Yolanda humana y exhausta. Quién no ha tenido un día de esos en los que el cuerpo no da más y le manda un mensaje a su jefe sincerándose: “Jefe, llevo una paliza de mil pares de narices. Ayer estuve en la Seguridad Social y me dijo el médico que parara un poco, ya sé que hoy tengo la presentación de mi proyecto, pero tengo que hacer caso a mi cuerpo. Un abrazo”. Esto, en un ministro de Trabajo es predicar con el ejemplo. Trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar. Eso hizo la vicetercera con nosotros, el pueblo, nos puso un tuit para decirnos que ese día no podía con su alma. Qué grande Yolanda humana y exhausta, qué ejemplo, qué accesible en su debilidad y en su fortaleza. 

La única faceta que puede resultar inquietante de Díaz, en su inmensa perfección, es su capacidad para hacer desaparecer cosas. La gallega  es capaz de lo más difícil, de lo imposible. Yolanda meiga ha dejado en una nube a un millón de españoles que no están ni en el paro ni trabajando: más de medio millón en ERTE y el otro medio en cese de actividad. Impresionante. Y así, señores y señoras, le salen las cuentas del paro igual que antes de la pandemia. Espectacular. Pero no contenta con esto, ayer convirtió tres másters de su currículum público en tres cursos de postgrado. Sin embargo, en la versión inglesa del mismo documento mantienen la categoría académica de máster. Todo por arte de magia. Sin ninguna duda, Yolanda meiga es la faceta más inquietante de la vicetercera y la que más debemos seguir. 

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